martes, 24 de enero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - del 28 de octubre al 4 de noviembre ( 34 )

Acto seguido , ignorándome , se dirigió a la colmena de colores . Abrió la tapa superior del << tonel >> y extrajo uno de los paneles . Lo hizo sin miramiento , como el peor de los apilcutores . Pensé que las abejas , irritadas , se lanzarían sobre él . No fue así . Ante mi desconcierto , las africanas no se alteraron . El panal aparecía repleto de obreras y pecoreadoras ( Uno de los tipos de abejas obreras , entre recolectoras y exploradoras , que recogen polen , néctar , agua , etc , y que puede alejarse alrededor de cinco kilómetros de la colmena . Nota del Mayor ) . Con seguridad , varios miles . Pues bien , los insectos , sencillamente , se retiraron y volaron al interior de la colmena . ¿ Cómo lo hacía ? Después fue perforando los alvéolos y sorbió la miel .
Yo continié de pie , aguardando una aclaración . Supongo que lo entendió . Avanzó hacia quien esto escribe y me interrogó con aquella mirada de fuego .
- ¿ De qué se trata - adelanté con curiosidad.
Yehohanan siguió desayunando . Giró la cabeza hacia los acampados y exclamó con desprecio :
- Después , cuando se marchen ésos ...
Me dio la espalda y fue a sentarse al pie del árbol .
¿ << Ésos >> ?
Abner , atento , aclaró la duda . << ésos >> a los que el gigante se había referido tan despreciativemente , eran ocho o diez sacerdotes del Templode Jerusalén . Estaban allí desde la noche pasada . Constituían una representación del resto del clero . Las noticias , inquietantes , no dejaban de fluir . ¿ Quién era el tal Yehohanan ? ¿ Quizá el Mesías prometido ? ¿ Era un loco de atar , como tantos ?
- Algo quieren - rematóel pequeño - gran hombre -.El maestro no se fía de ellos . Veremos ...
La verdad es que no pasaban desapercibidos . Se aislaron , permaneciendo lejos de los acampados . Todos vestían igual . Sobre un kolbur o prenda interior de lino con mangas cortas presentaban sendas túnicas blancas , igualmente tejidas en lino inmaculado , sin rastros de algodón , a las que llamaban efod
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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