sábado, 21 de enero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - del 28 de octubre al 4 de noviembre ( 24 )

Y Abá Saúl me brindó la segunda versión.
- Otros dicen que el príncipe está enterrado ahí arriba , en las ruinas que acabas de visitar ...
- El << lugar del príncipe >> - exclamé -. ¿ Y por qué eligió este paraje ?
- Escucha con atención ...
El anciano alzó las manos , señalando su entorno .
- No oigo nada - repliqué , al tiempo que me esforzaba por apartar el denso silencio -. ¿ A que te refieres ?
El rabí llevó el dedo índice izquierdo al oído y sugirió que prestara más atención .
- Lo siento - me rendí -, sólo oigo el silencio...
- Exactamente . Por eso eligió este lugar . La paz prefiere anidar en el silencio . Nosotros somos discípulos del silencio . Acudimos a su escuela todos los días . El silencio es una ventana que se habre directamente sobre Dios , bendito sea su nombre , pero el hombre todavía no la ha abierto .
Según Abá Saúl , Salem o Salom ( << paz >> ) fue el nombre impuesto por los discípulos del << príncipe de la paz >> a la << región que más amaba >> Allí , en lo alto del cerro , transcurriero sus últimos días en la Tierra .
- ¿ Nosotros ? ¿ Por qué hablas en plural ?
No quiso responder . Se limitó a sonreir , solicitando calma .
No fue difícil imaginar que , al hablar de << nosotros >> , hacía alusión a un grupo o movimiento que mantenía vivo el recuerdo de Melquisidec y sus enseñanzas . Melquisedec , el primero que , al parecer , habló de un Dios Altísimo y de un Dios Padre , el << verdadero precursor o anunciador del Hijo del Hombre >> . Santiago , el hermano del Galileo , estaba en lo cierto cuando apuntaba la existencia de una especie de orden , la de los melquisedec o príncipes de la paz . Un grupo hermético del que no sabía nada y que , sin embargo , llenó mi corazón , ratificando las palabras de Jesús de Nazaret.
Estaba desconcertado y , al mismo tiempo , deslumbrado . Aquel venerable anciano de cabello blanco y largo , como el príncipe , no sabía nada del Maestro y , no obstante , sabía más que nadie , mucho más que la familia de Jesús y muchisimo más que Yehohanan ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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