viernes, 27 de enero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - 4 de noviembre , Domingo ( 1 )

Nos alejamos de Enaván , y de sus manantiales y lagunas , sin mirar atrás y con prisa . Para ser sincero , el de las prisas era él , Yehohanan , el Anunciador , el enigmático judío de dos metros de altura y y las siete trenzas rubias hasta las rodillas . Era él quien avanzaba a grandes zancadas por uno de aquellos senderillos que parecía llevarnos , irremediablemente , a la verde y poco recomendable jungla del río Jordán . Todo era nuevo para quien esto escribe ; tanto el paisaje como las intenciones del predicador .  Ni siquiera sabía por qué estaba allí , tras sus pasos . Él me reclamó bajo el árbol de << la cabellera >> ( << ¡ Vamos ! - ordenó - . Te mostraré mi secreto >> ) , y yo , hipnotizado , me fui tras él . ¿ Qué secreto ? ¿ De qué hablaba ? ¿ Por qué Jaiá , la anciana esposa de Abá Saúl , había tratado de retenerme en la aldea de Salem ? ¿ Por qué habló de << peligro >> ? Dijo haber tenido un sueño , e imploró para que no retonara junto al Anunciador .
Era mi Destino . Ahora lo sé . Mi << Tikkún >>...
Ni siquiera se volvió . Supongo que dio por hecho que lo seguía . Era evidente que conocía el camino . Observé nuevamente el cielo . El sol , en el cenit , empezó a desaparecer a intervalos , borrado sin el menor respeto por un denso e interminable frente nuboso . Fue como un presagio ...
<< ¡ No vayas ! ... ¡ Tuve un sueño !... ¡ Hijo , no vayas ! >>
Y ahora me pregunto : ¿ hubiera sucedido lo que sucedió de haber permanecido en Salem o en los lagos de Enaván? Sospecho que sí . Tarde o tempranotenía que llegar...
Los << cb >> ( cumulonimbos ) se presentaron prácticamente de improviso . Era lógico . Nos hallábamos en el inicio de la época de lluvias . Casi lo había olvidado . Y al examinar los altos y negros nubarrones procedentes del Mediterráneo , la veloz masa nubosa terminó situándome de nuevo en la realidad . No tardaría en llover . Fue entonces cuando empecé a percatarme  de lo precario de mi situación . Caminaba hacia la selva jordánica , sin saber por qué ni por cuánto tiempo . ¿ Me hallaba a las pueras de una de las acostumbradas ausencias de Yehohanan ? ¿ Qué pretendía ? Con las prisas , aunque logré regresar a la aldea y recuperar la << vara de Moisés >> , no tuve la precaución de hacerme con el saco de viaje . ¿ Quién podía imaginar que , horas después , terminaría alejándome del grupo y en la nada agradable compañía de aquél pertubado ... ?
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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