viernes, 20 de enero de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - del 28 de octubre al 4 de noviembre ( 18 )

Lo había visto desde que llegué a Salem . Sin embargo , por una razón o por otra , no tuve ocasión de visitarlo . Se trataba de un pequeño cerro situado al oeste de la aldea , a escasos quinientos metros . Los huertos y palmeras lo rodeaban casi por completo . No creo que alcanzase más de quince metros de altitud respecto a la planicie de los << manantiales >> . La gente lo llamaba el << lugar del principe >> , en recuerdo , al parecer , de un noble que construyó su palacio  en lo alto de la suave colina .
Fue asombroso...
Ahora , al ordenar mis memorias , casi no puedo creerlo .
Curiosieé entre las ruinas . Eso era todo lo que quedaba del supuesto palacio . Piedras y más piedras , la mayor parte derruidas , recordando habitaciones y corredores . Sólo los reptiles daban vida y movimiento a los bloques de caliza , desgastada por la lluvia y los vientos .
A pesar de la desolación del paraje , me sentí bien . Era un lugar bendecido por el silencio , ese pequeño - gran dios que siempre termina huyendo de nosotros .
Busqué una sombra y me senté sin prisas . Y dejé que mi mente volara , trasladandome al yam . Allí estaban ellos ...
Al poco , un benéfico sueño me alejó del Maestro y de Nahum . Y soñé ...
Fue una ensoñación breve pero nítida . Todavía la veo ...
Estaba dormido . Era el lugar en el que me hallaba en esos momentos . Podía verme a mi mismo , reclinado en uno de los muros de piedra balca ...
Alguien se aproximó . Lo vi llegar , pero fingí que dormía (?) . Se inclinó ligeramente y me observó con curiosidad . Era un hombre tan alto como yo . Vestía una túnica , en un blanco roto , hasta los pies . Parecía seda . Los ojos , se un azul intenso , no parpadeaban .
Apreté la << vara de Moisés >> entre los dedos y me preparé ante un posible ataque del desconocido.
El hombre sonrió y negó con la cabeza . El cayado no era necesario ...
Los cabellos , tan blancos como los de Abú Saúl , eran más largos . Descendían hasta la cintura .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto