miércoles, 22 de marzo de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - 31 de diciembre , lunes ( 7 )

Un puente de piedra , casi inimaginable en aquellos remotos parajes , burlaba el presuroso Zawitan . No era de extrañar . Nos encotrábamos en los dominios de Filipo , uno de los numerosos hijos de Herodes el Grande , pero , probablemente , uno de los Herodes más sabios y más amados por su pueblo . Filipo o Felipe era un tretarca entusiasmado con la naturaleza . La cuidaba y la exploraba . Él fue el primero en estudiar las fuentes del Jordán . Él se preocupaba de los bosques y de sus habitantes . Él , por ejemplo , contribuía al mantenimiento del kan de Assi , el esenio , a orillas del lago Hule . Con el tiempo , él llegaría a conocer a Jesús de Nazaret y , al contrario de su padre , y de Antipas , su hermanasto , le ofrecería su ayuda . Pero ésa es otra historia , que intentaré contar en su momento ...
Al otro lado del puente nos recibió una masa de mer , el árbol de madera roja . Y al caminar bajo sus copas , la lluvia se dulcificó .
Ascendimos con dificultad . La pista terminó por convertirse en un lodazal.
Después entramos en los inmensos robledales , célebres y codiciados por sus maderas blancas , duras y resistentes a la humedad . Eran el objetivo de los constructores de barcos . Los había a miles , inteligentemente espaciados , y con troncos rectos , decididod , de hasta 30 y 35 metros de altura , y de diámetro de uno y dos metros . Calculé que muchos superaban los trescientos años . Filipo los mimaba . El Attiq constituía una notable fuente de ingresos . Cada particular , o grupo , que aspiraba a cortar madera debía de pagar un canon , tanto por la tala como por por la permanencia en los bosques . Un ejército de << inspectores >> , fácilmente distinguible por sus abrigo , o aba de lana roja , iba y venía sin previo aviso . Si alguien incumplía lo establecido , era llevado a la presencia de Filipo , allí donde se hallara el tetrarca . De hecho , viajaba siempre con tres o cuatro jueces , que impartían justicia sin demora . Las multas eran superiores al quinientos por ciento de lo robado o lastimado . En caso de incendio provocado , el pirómano era condenado a tantos años como árboles arrasados . Eso representaba una condena prácticamente perpetua , no remisible , al igual que no lo era la vida del árbol que había sido quemado . La Ley funcionaba como arma disuasoria . Antes de prender fuego a un bosque , el judío o gentil lo pensaba dos veces .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto