martes, 21 de marzo de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - tomo 8 - 31 de diciembre , lunes ( 4 )

Jaraba era un poblado de quince o veinte casas , a 498 metros de altitud , y asomado a un nahal ( río ) inquieto y joven , que nacía en las alturas del este , y que recibía el nombre de Meshushim. El torrente , envalentonado por las lluvias ,brincaba entre la maleza y las grandes rocas de basalto negro , rumbo a la costa norte del yam , cerca de Saidan , donde moría .
Los últimos tramos fueron más penosos . El barro se mezcló con la ceniza volcanica del senderillo y necesitábamos más tiempo del previsto para entrar en el villorrio .
Finalmente , bajo un fuerte aguacero , nos hicimos con la aldea , el centro << estratégico >> y de aprovisionamento de los hoteb o leñadores de la región .
Jaraba vivía la mayor parte del año de lo que consumian y precisaban cuantos se acercaba a sus tierras durante el invierno , en especial , en la tala de de enero , en la luna menguante . Sus bosques eran los mejores , y a ellos acudían decenas de profesionales , tanto del yam , o mar de Tiberíades , como de otas aldeas cercanas : Dardara , batra , Zamimra , Sogane , Gamala , Farj e , incluso , Qazrin. Allí se reunían todos los que tenían relación con la madera , bien artesanos de interior , bien constructoras , bien propietarios de astilleros . tosos deseosos y necesitados de un buen lote de árboles .
¡ Increíble Destino !
¿ Cómo imaginar que estas latitudes serían uno de los << refugios >> del Hijo del Hombre durante el período de predicación ? Los << escritores sagrados >> (?) tampoco mencionan aquellos penosos días , en los que el Maestro se vio obligado a huir .
Pero vuelvo a caer en el error de siempre : adelantar los acontecimientos ...
Jaraba , como digo , era un puñado de casas , levantadas en piedra de basalto y con los tejados de madera , sabia mente inclinados . Me recordó Bet Jenn , el caserío de la familia Tiglat , los montañeses que asistieron a Jesús durante su permanencia en el Hermón . Algunas columnas de humo blanco escapaban como podían , sorprendidas por el aguacero . Empezamos a sentir frío . Por cierto , y no lo he mencionado hasta ahora , al abandonar el Ravid , debido , probablemente ,a mi estado de ánimo , olvide la obligada protección de la << piel de serpiente >>. Era la primera vez que salía sin ella . Ojalá no tuviera problemas ...
El resto del poblado era barro y más barro .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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