sábado, 25 de marzo de 2017

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 8 - del 1 al 5 de enero ( año 26 ) ( 3 )

Yu me proporcionó uno de los << trajes de faena >> y me dio a legir . Podía ocuparme de la recogida de resina , o bien del afilado de las herramientas . Debería responsabilizarme también del continuo trasporte del yasa , una infusión negra y aromatizada , extraída de las semillas del pino de Alepo y que los lugareños consumían sin cesar . Caliente , muy caliente , recordaba , en cierta manera , al << café >> . Los leñadores lo bebían casi sin descanso . Los ayudaba a mantenerse despierto . El problema es que tenía que ser transportado desde las cocinas , en el campamento . En la zona de tala estaba terminantemente prohibido hacer fuego . Si los we descubrían , o sospechaban , que los leñadores incumplían la normativa , la concesión era automáticamente suspendida . En ese sentido , Yu era muy estricto . Eso significaba un constante ir y venir , con la carga a cuestas . Deposité el cayado en la tienda , al cuidado de Kesil , y opté por el afilado de las hachas y sierras . Era una labor relativamente simple , que me permitiría estar cerca del Maestro . En realidad , el afilador era uno de los hombres de Yu , muy experimentado , que manejaba admirablemente las limas de hierro o las muelas de basalto y pizarra verde . Las primeras eran utilizadas en la zona de tala . Las amoladoras , más pesedas , y montadas sobre mollejones y otras estructuras de madera , permanecían en las tiendas de las herramientas . Cada poco , sin necesidad de que el leñador lo solicitara , el afilador detenía el corte e inspeccionaba las hachas o las tronzadoras . Era raro que se equivocara . Sabía muy bien cuántos golpes resistía una hacha antes de perder el filo . Aunque los hoteb fueran diez o doce , repartidos en la zona de tala , aquel hombre << sabía >> (!) llevar la cuenta de los golpes , identificando cada hacha por su sonido . Más aún : << sabía >> , incluso , cuándo la herramienta cambiaba de manos . Lo llamaban << Iddan >> , que significa << tiempo >> , en arameo , porque medía el tiempo de vida de cada hacha , y sin error . Casi no hablaba . Yo debía acompañarlo y cargar los juegos de limas y las pequeñas para refinar los filos , así como las fundas de cuerno , madera o cuero que proegían las hachas . Cada una disponía de la suya propia , haciendo más duradera la herramienta y , sobre todo , protegiendo a los que las manejaban . Una vez concluida la jornada , Iddan y quien esto escribe se responsabilizaban del material , transportándolo siempre al campamento . El olvido de una hacha era el peor de los preagios . Los leñadores se echaban a temblar ...
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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