De rodillas frente a ella , pendiente de su amargura , tuve de pronto la sensación de que alguien nos observaba . Fue un escalofrío en la nuca . Y al volverme , en efecto , tropecé con la fornida figura de un hombre . Se hallaba descalzo . Quizá por ello no le había oído llegar . Levanté la vista y respiré con alivio al reconocer al hortelano de José . Vestía un tosco Chaluk de lana cenicienta y descolorida , tocándose con un no menos gastado sombrero de hoja de palma . En su mano izquierda portaba una antorcha . El am-ha-arez - así denominaban a los sufridos obreros del campo y a la masa del pueblo - me sonrió , dejando al descubierto las dos o tres únicas piezas que seguían en pie en sus inflamadas y negras encias .
Creo recordar que aquella fue una de las pocas ocasiones en que le oí hablar . El hombre , fiel seguidor de las enseñanzas de Jesús de Nazaret , había escuchado rumores que ya circulaban por la ciudad sobre la desaparición del cadáver del Maestro y , en un casi indescifrable arameo galilaico , me preguntó si sabía algo al respecto .
Me puse en pie y , señalando hacia María , improvisé , explicándole que sí , que algo había oído , pero que no estaba seguro ...
El jardinero cayó entonces en su habitual mutismo . Miró a la mujer e , hierático como un poste , se alejó en dirección al foso . Comprendí que estaba dispuesto a comprobarlo por sí mismo y , tras unos segundos de vacilación , decidí unirme a él . La presencia de lam tea era importante . Hasta ese momento , mis sucesivas incursiones a la cripta se habían desarrollado siempre en precarias condiciones de visibilidad . Y sin más , olvidándome por completo de la de Magdala , me apresuré a seguir los decididos pasos del hortelano .
En mala hora ...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
Creo recordar que aquella fue una de las pocas ocasiones en que le oí hablar . El hombre , fiel seguidor de las enseñanzas de Jesús de Nazaret , había escuchado rumores que ya circulaban por la ciudad sobre la desaparición del cadáver del Maestro y , en un casi indescifrable arameo galilaico , me preguntó si sabía algo al respecto .
Me puse en pie y , señalando hacia María , improvisé , explicándole que sí , que algo había oído , pero que no estaba seguro ...
El jardinero cayó entonces en su habitual mutismo . Miró a la mujer e , hierático como un poste , se alejó en dirección al foso . Comprendí que estaba dispuesto a comprobarlo por sí mismo y , tras unos segundos de vacilación , decidí unirme a él . La presencia de lam tea era importante . Hasta ese momento , mis sucesivas incursiones a la cripta se habían desarrollado siempre en precarias condiciones de visibilidad . Y sin más , olvidándome por completo de la de Magdala , me apresuré a seguir los decididos pasos del hortelano .
En mala hora ...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
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