Con la mente confusa por tantas y tan excitantes emociones , la hebrea - como sospechaba - había olvidado algo . Fue Salomé quien se encargó de recordarlo :
- Cuando llegamos a la puerta de los Peces nos cruzamos con una patrulla de Antonia . Eran unos diez legionarios . Y parecían tener mucha prisa . Gritaban entre ellos y no cesaban de mirar hacia atrás . Como si alguien les persiguiera ....
>> Extrañadas , intentamos averiguar lo que sucedía . Esa zona , tú lo sabes , está desierta a esas horas y temimos que hubiera algún peligro ...
- ¿ Como cuál ?
- No se .... quizá bandidos o animales salvajes . Pero los soldados , desencajados y sudorosos , nos ignoraron y siguieron su precipitada marcha hacia la fortaleza .
Era extraño . Aquellos infantes romanos estaban más que acostumbrados a bregar con los salteadores de caminos y con las bestias . Las mujeres deberían haber tenido en cuenta esta indiscutible circunstancia . Si parecían huir , la causa tenía que ser de otra naturaleza . Yo la conocía pero , durante algunos minutos , me intrigó por qué las cinco israelíes no se habían planteado el dilema .
- Un momento - intervine nuevamente -, entonces , ¿ nadie os advirtió de la custodia designada por Poncio ?
- No , en esos instantes ignorábamos que el sepulcro estuviera guardado por una patrulla .
La magdalena , intuyendo quizá algo anormal en mis cuestiones , me miró directamente a los ojos .
- Y tú , ¿ cómo sabias lo de los guardias ?
Juan Zebedeo , que no perdía detalle , me ahorró la explicación:
- Él estaba conmigo cuando , enj la mañana del sábado , José nos dió la noticia de la sicuia maniobra del Sanedrín .
La mujer quedó satisfecha y , retomando el hilo del relato , continuó en los siguientes términos .
Alomé lleva razón . La huidiza actitud de los legionarios nos intranquilizó . Pero no la asociamos con la sepultura del Maestro . Como te hemos indicado , ni siquiera estábamos al corriente de que hubiera vibilantes.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- Cuando llegamos a la puerta de los Peces nos cruzamos con una patrulla de Antonia . Eran unos diez legionarios . Y parecían tener mucha prisa . Gritaban entre ellos y no cesaban de mirar hacia atrás . Como si alguien les persiguiera ....
>> Extrañadas , intentamos averiguar lo que sucedía . Esa zona , tú lo sabes , está desierta a esas horas y temimos que hubiera algún peligro ...
- ¿ Como cuál ?
- No se .... quizá bandidos o animales salvajes . Pero los soldados , desencajados y sudorosos , nos ignoraron y siguieron su precipitada marcha hacia la fortaleza .
Era extraño . Aquellos infantes romanos estaban más que acostumbrados a bregar con los salteadores de caminos y con las bestias . Las mujeres deberían haber tenido en cuenta esta indiscutible circunstancia . Si parecían huir , la causa tenía que ser de otra naturaleza . Yo la conocía pero , durante algunos minutos , me intrigó por qué las cinco israelíes no se habían planteado el dilema .
- Un momento - intervine nuevamente -, entonces , ¿ nadie os advirtió de la custodia designada por Poncio ?
- No , en esos instantes ignorábamos que el sepulcro estuviera guardado por una patrulla .
La magdalena , intuyendo quizá algo anormal en mis cuestiones , me miró directamente a los ojos .
- Y tú , ¿ cómo sabias lo de los guardias ?
Juan Zebedeo , que no perdía detalle , me ahorró la explicación:
- Él estaba conmigo cuando , enj la mañana del sábado , José nos dió la noticia de la sicuia maniobra del Sanedrín .
La mujer quedó satisfecha y , retomando el hilo del relato , continuó en los siguientes términos .
Alomé lleva razón . La huidiza actitud de los legionarios nos intranquilizó . Pero no la asociamos con la sepultura del Maestro . Como te hemos indicado , ni siquiera estábamos al corriente de que hubiera vibilantes.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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