Efectué una nueva conexión con el módulo y Eliseo me anunció la hora exacta :
- 04.50 horas.
No había tiempo que perder . La salida del sol se produciría a las 5.42 . Y , de scuerdo con nuestros cálculos , la irrupción de las mujeres en el jardín de José de Arimatea , dispiestas a culminar el lavado y amortajamiento del cadaver del Galileo , debía producirse de un momento a otro ... si es que no se había registrado ya .
Aquella lamentable cadena de imprevistos y contratiempos nos había retrasado peligrosamente . Apenas si restaba una hora para el orto solar . Si la primera de las supuestas apariciones del Maestro había ocurrido ya , me vería obligado a probar fortuna con la << segunda >> , citada por el evangelista Lucas . Según ese texto , ese mismo día - aunque sin precisar la hora -, el resucitado había acompañado a dos de los discípulos , cuando caminaba hacia el pueblo de Emaús . Pro , como digo , el relato evangélico resultaba confuso . ¿ Cómo y dónde localizar a tales discípulos ?
Me consolé , pensando que , en el peor de los casos , si fracasaba en ambos intentos , siempre quedaba una tercera oportunidad : la reunión de los apóstoles << en el atardecer de aquel domingo , primer día de la semana >> , según palabras de Juan ....
<< ¡ Menos de una hora para el amanecer !>>
La situación era comprometida de lo que habiamos imajinado . Era menester un cambio de planes . Caballo de Troya , de acuerdo con mis sugerencias , había previsto mi acceso al sepulcro por el camino más largo ... y seguro . Una vez en el << exterior >> debía buscar la senda que , procedente de Betania , cruzaba la cumbre del monte de las Aceitunas , para descender hacia el extremo sur de la ciudad . Mi ingreso en la misma sería por la puerta de la Fuente y , aprovechando las vacías calles , atravesar la urbe sigilosamente y desembocar en el extremo norte , por la puerta de los Peces . El trecho entre la muralla septentrional y la propiedad de José podía ser cubierto en cuestión de minutos .
Una breve reflexión me convenció . Era preferible olvidar el itinerario inicial y , con el fin de ganar tiempo , aventurarse por el camino más corto y peligroso . No había elección si , en verdad , deseaba estar presente en la citada primera aparición..
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- 04.50 horas.
No había tiempo que perder . La salida del sol se produciría a las 5.42 . Y , de scuerdo con nuestros cálculos , la irrupción de las mujeres en el jardín de José de Arimatea , dispiestas a culminar el lavado y amortajamiento del cadaver del Galileo , debía producirse de un momento a otro ... si es que no se había registrado ya .
Aquella lamentable cadena de imprevistos y contratiempos nos había retrasado peligrosamente . Apenas si restaba una hora para el orto solar . Si la primera de las supuestas apariciones del Maestro había ocurrido ya , me vería obligado a probar fortuna con la << segunda >> , citada por el evangelista Lucas . Según ese texto , ese mismo día - aunque sin precisar la hora -, el resucitado había acompañado a dos de los discípulos , cuando caminaba hacia el pueblo de Emaús . Pro , como digo , el relato evangélico resultaba confuso . ¿ Cómo y dónde localizar a tales discípulos ?
Me consolé , pensando que , en el peor de los casos , si fracasaba en ambos intentos , siempre quedaba una tercera oportunidad : la reunión de los apóstoles << en el atardecer de aquel domingo , primer día de la semana >> , según palabras de Juan ....
<< ¡ Menos de una hora para el amanecer !>>
La situación era comprometida de lo que habiamos imajinado . Era menester un cambio de planes . Caballo de Troya , de acuerdo con mis sugerencias , había previsto mi acceso al sepulcro por el camino más largo ... y seguro . Una vez en el << exterior >> debía buscar la senda que , procedente de Betania , cruzaba la cumbre del monte de las Aceitunas , para descender hacia el extremo sur de la ciudad . Mi ingreso en la misma sería por la puerta de la Fuente y , aprovechando las vacías calles , atravesar la urbe sigilosamente y desembocar en el extremo norte , por la puerta de los Peces . El trecho entre la muralla septentrional y la propiedad de José podía ser cubierto en cuestión de minutos .
Una breve reflexión me convenció . Era preferible olvidar el itinerario inicial y , con el fin de ganar tiempo , aventurarse por el camino más corto y peligroso . No había elección si , en verdad , deseaba estar presente en la citada primera aparición..
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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