La chiquillería , ajena a tanta miseria , llenaba la mañana del primer día de la semana con sus grtos , saltos y juegos , soñando aventuras con << leviatanes >> o pequeños cocodrilños de madera , pajarillos de tosca y rojiza arcilla , trepidantes carracas y alguna que otra canica de piedra , decorada con bellos colores . Aunque la escuela se hallaba instituida desde hacía años , muchos de aquellos niños y adolescentes eran instruidos por sus padres - casi básicamente en la Torá -, pasando desde los cinco años al aprendizaje del oficio de su progenitor . En la mayoría de los casos , sus vidas estaban marcadas ya por la profesión del padre . Espero poder referirme más adelante a este curioso caoítulo de la enseñanza , exclusivamente dedicada a los varones...
Y al fin avisté la ancha y porticada calle principal , sede del mercado del barrio alto . Allí , el tumulto rebasaba todo lo imaginable .
Bajo las columnas y sobre el enlosado central , los gremios se afanaban en sus tareas , reclamando la atención de los posibles compradores con sus chillidos , cánticos y estentóreos anuncios . Los buhoneros ambulantes tratos y trueques : túnicas púrpuras de Sidón , anillos y medias lunas de oro , alfombras o telas finas de bysus a cambio de plantas medicinales , maderas , frutas , miel o , por supuesto , denarios de plata ...
Muchos de aquellos artesanos - la Biblia cita hasta veinticinco oficios - eran fácilmente reconocibles por sus emblemas o distintivos . Los carpinteros , por una viruta en la oreja . Los sastres , por una gruesa aguja de hueso pinchada en la ropa . Un trapo de color , por ejemplo , diferenciaba a los tintoreros .
Mientras cruzaba aquel << zoco >> , esquivando toda suerte de cachivaches de bronce y las más variopintas << exposiciones >> de sandalias de cuero de vaca o piel de camello , mantos de Judea , hales y túnicas de los hábiles tejedores galileos , alfarería del Hebrón , Maresa , Cef y Socob , redomas de vidrio , marfil , refinado alabastro o piedra calcárea que encerraban ungüentos y perfumes perfumes , me llamó la atención el << corro >> ocupado por los mádicos .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Y al fin avisté la ancha y porticada calle principal , sede del mercado del barrio alto . Allí , el tumulto rebasaba todo lo imaginable .
Bajo las columnas y sobre el enlosado central , los gremios se afanaban en sus tareas , reclamando la atención de los posibles compradores con sus chillidos , cánticos y estentóreos anuncios . Los buhoneros ambulantes tratos y trueques : túnicas púrpuras de Sidón , anillos y medias lunas de oro , alfombras o telas finas de bysus a cambio de plantas medicinales , maderas , frutas , miel o , por supuesto , denarios de plata ...
Muchos de aquellos artesanos - la Biblia cita hasta veinticinco oficios - eran fácilmente reconocibles por sus emblemas o distintivos . Los carpinteros , por una viruta en la oreja . Los sastres , por una gruesa aguja de hueso pinchada en la ropa . Un trapo de color , por ejemplo , diferenciaba a los tintoreros .
Mientras cruzaba aquel << zoco >> , esquivando toda suerte de cachivaches de bronce y las más variopintas << exposiciones >> de sandalias de cuero de vaca o piel de camello , mantos de Judea , hales y túnicas de los hábiles tejedores galileos , alfarería del Hebrón , Maresa , Cef y Socob , redomas de vidrio , marfil , refinado alabastro o piedra calcárea que encerraban ungüentos y perfumes perfumes , me llamó la atención el << corro >> ocupado por los mádicos .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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