De no haber sido por la fulminante reacción del jardinero , quizá aquella situación hubiera podido prolongarse indefinidamente . Pero el hombre , comprendiendo que María se hallaba fuera de sí , terminó por echarse sobre ella y , zarandeándola por los hombros , la levanto casi en el aire . Las secas y violentas sacudidas surtieron efecto . Y la Magdalena pestañeó varias veces , << volviendo >> a la realidad . Sus mejillas fueron recobrando el color y , bajando la cabeza , suspiró ansiosamente.
- ¿ Estás bien ? -me atreví a preguntar .
Alzó sus ojos y sus pupilas azabaches hablaron en silencio y con una fuerzaque me recordaron la poderosa mirada del HIjo del Hombre . Me estremecí y ella , lo sé , lo percibió . Sonrió con una íntima satisfacción y , levantando su mano izquierda hacia los frutales , comentó sin titubeos :
- ¡ Le he visto !
El hortelano , instintivamente , giró la cabeza hacia el lugar señalado por la mujer .
- Sí , no lo has contado ... - repliqué en tono conciliador .
- ¡ No ! estalló temblorosa - . ¡ Ahora ! .... ¡ Ha sido ahora !
Esa vez fui yo quien palideció . Pero , al momento , sospechando que la Magdalena podía ser víctima de sus propias emociones , me esforcé por conservar los nervios , siguiéndole la corriente .
- Ten calma . Sabes que yo he creído tu testimonio . Sé que le visteis ...
- ¡ No ! - me interrumpió con violencia . Su faz había cambiado . La de Magdala había comprendido que , una vez más , no era creída -. ¡ Os repito que le he visto por segunda vez ! ... ¡ Aquí !
Y avanzando un par de pasos fue a situarse a un metro de los árboles .
El silencioso jardinero torció el gesto . Volvimos a mirarnos y , prudentemente , no hicimos comentario alguno . Una segunda supuesta aparición del no menos supuesto resucitado era demasiado ... Y , sin querer , me vi arrastrado al mismo escepticismo de Pedro y que , paradójicamente , yo había criticado en mi interior .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¿ Estás bien ? -me atreví a preguntar .
Alzó sus ojos y sus pupilas azabaches hablaron en silencio y con una fuerzaque me recordaron la poderosa mirada del HIjo del Hombre . Me estremecí y ella , lo sé , lo percibió . Sonrió con una íntima satisfacción y , levantando su mano izquierda hacia los frutales , comentó sin titubeos :
- ¡ Le he visto !
El hortelano , instintivamente , giró la cabeza hacia el lugar señalado por la mujer .
- Sí , no lo has contado ... - repliqué en tono conciliador .
- ¡ No ! estalló temblorosa - . ¡ Ahora ! .... ¡ Ha sido ahora !
Esa vez fui yo quien palideció . Pero , al momento , sospechando que la Magdalena podía ser víctima de sus propias emociones , me esforcé por conservar los nervios , siguiéndole la corriente .
- Ten calma . Sabes que yo he creído tu testimonio . Sé que le visteis ...
- ¡ No ! - me interrumpió con violencia . Su faz había cambiado . La de Magdala había comprendido que , una vez más , no era creída -. ¡ Os repito que le he visto por segunda vez ! ... ¡ Aquí !
Y avanzando un par de pasos fue a situarse a un metro de los árboles .
El silencioso jardinero torció el gesto . Volvimos a mirarnos y , prudentemente , no hicimos comentario alguno . Una segunda supuesta aparición del no menos supuesto resucitado era demasiado ... Y , sin querer , me vi arrastrado al mismo escepticismo de Pedro y que , paradójicamente , yo había criticado en mi interior .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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