El de Arimatea devolvió el pergamino al anciano y , dando media vuelta , se encaminó hacia nosotros . Su rostro , habitualmente apacible , se hallaba congestionado . Nos indicó con la mano que nos echáramos a un lado , dejando libre el acceso al foso , y , con un escueto y seco comentario , resumió la situación .
- Orden de registro...
- Pero ¿ por qué ? .... De quién ?
José miró a David y respondió con una cínica sonrisa .
Fue el Zebedeo quien se contestó a si mismo y acertadamente , claro :
- ¡ Caifás ! ..... ¡ Ese bastardo !
Al principio , como mis compañeros , no comprendí el sentido de aquel registro . El sumo sacerdote había sido informado por la proia patrulla judía de la desaparición del cadáver y del no menos inquietante fenómeno de las piedras , rodando solas . ¿ Qué oscuras intenciones podían ocultarse , por tanato, detras de aquella absurda orden ? No tardaría en averiguarlo .
Los levitas cercaron finalmente el acceso a la cueva y nosotros , en silencio , permanecimos a un lado , pendientes de la desconcertante absurda orden ? No tardaría en averiguarlo .
Los levitas cercaron finalmente el acceso a la cueva y nosotros , en silencio , permanecimos a un lado , pendientes de la desconcertante maniobra . El capitan reclamo entonces la presencia de dos individuos que no parecían formar parte del cuerpo de vigilantes del Templo . Vestían como la mayoría de los am-ha-arez o plebellos : túnicas raídas y de un color devorado por la inseparable mugre . Uno de ellos presentaba la cabeza fajada a la altura de las sienes . Las vendas le ocultaban la oreja derecha . Y al fijarme con mayor detenimiento me paració reconocer al siervo del sumo sacerdote que había provicado el altercado en las cercanías del huerto de Getsemaní . Aquel sirio o natabeo que respondia al nombre de Malco , y que yo había buscado infrutuosamente en las postreras haras de mi primer salto >> , parecía muy recuperado del terrorifico mandoble propinado por Simón Pedro .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- Orden de registro...
- Pero ¿ por qué ? .... De quién ?
José miró a David y respondió con una cínica sonrisa .
Fue el Zebedeo quien se contestó a si mismo y acertadamente , claro :
- ¡ Caifás ! ..... ¡ Ese bastardo !
Al principio , como mis compañeros , no comprendí el sentido de aquel registro . El sumo sacerdote había sido informado por la proia patrulla judía de la desaparición del cadáver y del no menos inquietante fenómeno de las piedras , rodando solas . ¿ Qué oscuras intenciones podían ocultarse , por tanato, detras de aquella absurda orden ? No tardaría en averiguarlo .
Los levitas cercaron finalmente el acceso a la cueva y nosotros , en silencio , permanecimos a un lado , pendientes de la desconcertante absurda orden ? No tardaría en averiguarlo .
Los levitas cercaron finalmente el acceso a la cueva y nosotros , en silencio , permanecimos a un lado , pendientes de la desconcertante maniobra . El capitan reclamo entonces la presencia de dos individuos que no parecían formar parte del cuerpo de vigilantes del Templo . Vestían como la mayoría de los am-ha-arez o plebellos : túnicas raídas y de un color devorado por la inseparable mugre . Uno de ellos presentaba la cabeza fajada a la altura de las sienes . Las vendas le ocultaban la oreja derecha . Y al fijarme con mayor detenimiento me paració reconocer al siervo del sumo sacerdote que había provicado el altercado en las cercanías del huerto de Getsemaní . Aquel sirio o natabeo que respondia al nombre de Malco , y que yo había buscado infrutuosamente en las postreras haras de mi primer salto >> , parecía muy recuperado del terrorifico mandoble propinado por Simón Pedro .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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