A medio centenar de metros de la entrada , la vereda se dividía en dos . El ramal de la izquierda , como había tenido oportunidad de comprobaren mi anterior visita , corría a los pies de la casa del hortelano , perdiéndose después entre cargados camuesos y brillantes guinjos o azufaifos . Esta vez la chimenea parecía apagada .
El de la derecha llevaba a la cripta . A cosa de una veintena de pasos , delicadamente sombreada por los árboles que la circundaban , distinguí la calva rocosa que se erguía poco más de metro y medio sobre el nivel del terreno . Me estremecí .
<< ¿ Y si todo hubiera sido un sueño ? ¿ Y si el Maestro no hubiera resucitado ?
Tan absusrdos pensamientos quedaron practicamente desmontados cuando , medio oculto entre los menudos troncos de los frutales , comprendí que , en efecto, la patrulla judía y romana habían desaparecido . Lo lógico es que , si no hubiera acaecido nada anormal , siguieran allí , frente a los escalones y al rústico callejón que conducían a la cueva funeraria .
Prudentemente , dediqué varios minutos a una concienzuda exploración de los alrededores . Lo único que descrbrí fueron restos de comida , armas y algunos mantos , desperdigados sobre el terreno arcilloso que rodeaba la formación calcárea . No había duda : Levitas y legionarios habían desalojado el lugar . Y los primeros , a juzgar por lo que fui encontrando , despues de su vergonzosa huida , aún no habían regresado .
Algo más confiado , me separé del bosquecillo , aproximándome cautelosamente a los restos de la fogata que había alumbrado y calentando a la guardia romana. Las cenizas se hallaban tibias . Soplé y algunos de los tizones se reavivaron fugazmente . Era probable que los leños se hubieran consumido hacía poco más de media hora...
En cuclillas dirigí una esquiva mirada a la boca del callejón que llevaba al sepulcro . Y mi corazón respondió con fuerza . Pero , haciendo un esfuerzo , me contuve . Primero debía examinar aquellos restos .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
El de la derecha llevaba a la cripta . A cosa de una veintena de pasos , delicadamente sombreada por los árboles que la circundaban , distinguí la calva rocosa que se erguía poco más de metro y medio sobre el nivel del terreno . Me estremecí .
<< ¿ Y si todo hubiera sido un sueño ? ¿ Y si el Maestro no hubiera resucitado ?
Tan absusrdos pensamientos quedaron practicamente desmontados cuando , medio oculto entre los menudos troncos de los frutales , comprendí que , en efecto, la patrulla judía y romana habían desaparecido . Lo lógico es que , si no hubiera acaecido nada anormal , siguieran allí , frente a los escalones y al rústico callejón que conducían a la cueva funeraria .
Prudentemente , dediqué varios minutos a una concienzuda exploración de los alrededores . Lo único que descrbrí fueron restos de comida , armas y algunos mantos , desperdigados sobre el terreno arcilloso que rodeaba la formación calcárea . No había duda : Levitas y legionarios habían desalojado el lugar . Y los primeros , a juzgar por lo que fui encontrando , despues de su vergonzosa huida , aún no habían regresado .
Algo más confiado , me separé del bosquecillo , aproximándome cautelosamente a los restos de la fogata que había alumbrado y calentando a la guardia romana. Las cenizas se hallaban tibias . Soplé y algunos de los tizones se reavivaron fugazmente . Era probable que los leños se hubieran consumido hacía poco más de media hora...
En cuclillas dirigí una esquiva mirada a la boca del callejón que llevaba al sepulcro . Y mi corazón respondió con fuerza . Pero , haciendo un esfuerzo , me contuve . Primero debía examinar aquellos restos .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
No hay comentarios:
Publicar un comentario
puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto