Al vernos aparecer en lo alto del callejón , la policía judía detuvo su marcha . Varios de ellos , los que portaban los arcos en forma de yugo , echaron atrás sus manos , extrayendo sendas flechas de unos carcaj cilíndricos y granates . pero el situado en cabeza hizo una señal con el hacha y las flechas volvieron a las aljabas .
David Zebedeo , intuyendo las intencionesde aquellos ammarkelin o strategoi , como los llamó Flavio Josefo , desenvainó su gladius y , frío como un témpano , fue a cubrir a su anciano amigo . Pero éste , consciente de la superioridad de los esbirros de Caifas , obligó al discípulo a guardar su arma . Y adelantándose hacia la linde de los frutales , increpó al que parecía el cabecilla , llamándole por su nombre . Se trataba de un tal Eleazar , uno de los sagan o jefe del Templo. El capitan de los levitas se reunió al punto con el dueño de la plantación y , por espacio de breves minutos , discutieron acaloradamente . Por último , tras hacer una indicación al grupo que permanecía atento y a corta distancia , se abrió paso desde detras de los policias un hebreo de larga túnica blanca , de lino , con un ceñidor de tela del mismo color , del que colgaba una pequeña caja de fina madera . Me impresionó su porte noble , tranquilo y mesurado . Debía rondar la misma edad de José : unos sesenta años . El recién llegado saludó al de Arimatea con una leve reverencia e introduciendo su mano en la amplia manga derecha le mostró un rollo de piel de borrego , cuidadosamente sujeto con un cordoncillo rojo . José lo desplegó , produciendo a una minuciosa lectura . Sin poder resistir la curiosidad , me incliné disimuladamente sobre David , susurrándole al oído si podía alelantarme una explicación . El Zebedeo , sin dejar de observar a los tres hombres , me hizo ver que no estaba seguro .
- Quizá pretendan la clausura de la tumba...
Pero el jefe de los heraldos se equivocaba . Las intenciones de aquellos individuos o , para ser más preciso , del sumo sacerdote Caifás y los saduceos que le secundaban en el << problema >> llamado Jesús , eran mucho más sibilinas ...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
David Zebedeo , intuyendo las intencionesde aquellos ammarkelin o strategoi , como los llamó Flavio Josefo , desenvainó su gladius y , frío como un témpano , fue a cubrir a su anciano amigo . Pero éste , consciente de la superioridad de los esbirros de Caifas , obligó al discípulo a guardar su arma . Y adelantándose hacia la linde de los frutales , increpó al que parecía el cabecilla , llamándole por su nombre . Se trataba de un tal Eleazar , uno de los sagan o jefe del Templo. El capitan de los levitas se reunió al punto con el dueño de la plantación y , por espacio de breves minutos , discutieron acaloradamente . Por último , tras hacer una indicación al grupo que permanecía atento y a corta distancia , se abrió paso desde detras de los policias un hebreo de larga túnica blanca , de lino , con un ceñidor de tela del mismo color , del que colgaba una pequeña caja de fina madera . Me impresionó su porte noble , tranquilo y mesurado . Debía rondar la misma edad de José : unos sesenta años . El recién llegado saludó al de Arimatea con una leve reverencia e introduciendo su mano en la amplia manga derecha le mostró un rollo de piel de borrego , cuidadosamente sujeto con un cordoncillo rojo . José lo desplegó , produciendo a una minuciosa lectura . Sin poder resistir la curiosidad , me incliné disimuladamente sobre David , susurrándole al oído si podía alelantarme una explicación . El Zebedeo , sin dejar de observar a los tres hombres , me hizo ver que no estaba seguro .
- Quizá pretendan la clausura de la tumba...
Pero el jefe de los heraldos se equivocaba . Las intenciones de aquellos individuos o , para ser más preciso , del sumo sacerdote Caifás y los saduceos que le secundaban en el << problema >> llamado Jesús , eran mucho más sibilinas ...
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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