Con los nervios a punto de estallar , las señales acústicas y luminosas del panel de alarmas vinieron a romper el silencio de la cabina , devolviéndome a la crítica realidad : había que descender el módulo .
<< 01 horas , 11 minutos , 41 segundo . >>
La nave había cubierto las 38,39 millas de vuelo ( casi 70 kilómetros ) y acababa de hacer estacionario a 546 pies sobre la cima norte del monte de los Olivos . No había tiempo que perder . Si me dejaba arrastrar por el pánico , nuestras vidas y la misión podían términar allí mismo ...
<< 00 grados . Oscilación nula >>
- ¡ Vamos ! ... ¡ Abajo , abajo , preciosa ... !
- ¡ Eso es ! Bajando a 23 pies por minuto .
En voz alta , animándome a mi mismo , fui controlando el descenso , atento al inteso flujo de lecturas del computador central .
Santa Claus , con precisión matemática , había << colimado >> el pequeño calvero de dura piedra caliza sobre el que ya se había aposentado la << cuna >> en la primera misión y que - si lográbamos alcanzarlo sanos y salvos - constituiría la << base madre >> en la nueva expedición .
- ¡ Roger ! ... Tanques a un 98,1 por ciento .... Vivel : 320 pies y bajando a cuatro ... ¡ Roger , preciosa !
Eliseo continuaba incosciente .
- ¡ Eso es ! .. 200 pies y descendiendo . Cuatro y medio y abajo .
Aunque había sido , activé el dispositivo de seguridad del módulo , proyectando a 30 pies de la << cuna >> una << pared >> de ondas gravitatórias , en forma de cúpula , que nos protegería ante una posible irrupción de hombres o animales en el referido entorno .
Los registrosn electrónicos seguían vomitando parámetros .
<<... 75 pies para la toma de contacto .... Reducción de velocidad a 2,5 pies por minito ... 50 pies ... 45 .... Reducción a dos ... >>
- ¡ Dios mío ! , ¡ casi es nuestro !
Y de pronto , un seco frenazo . Los cuatro pies extensibles de la nave chocaron con las lajas , disparando las luces de contacto en el panel de mando.
Inspiré profundamente . Los cronómetros señalaban las 01 horas de la madrugada , 13 minutos y 11m segundos .
<< ¡ Al fin de vuelta !>> Pero no eran aquellas las circunstancias que había imaginado para el ansiado retorno a la Palestina de Cristo ...
Autor: J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
<< 01 horas , 11 minutos , 41 segundo . >>
La nave había cubierto las 38,39 millas de vuelo ( casi 70 kilómetros ) y acababa de hacer estacionario a 546 pies sobre la cima norte del monte de los Olivos . No había tiempo que perder . Si me dejaba arrastrar por el pánico , nuestras vidas y la misión podían términar allí mismo ...
<< 00 grados . Oscilación nula >>
- ¡ Vamos ! ... ¡ Abajo , abajo , preciosa ... !
- ¡ Eso es ! Bajando a 23 pies por minuto .
En voz alta , animándome a mi mismo , fui controlando el descenso , atento al inteso flujo de lecturas del computador central .
Santa Claus , con precisión matemática , había << colimado >> el pequeño calvero de dura piedra caliza sobre el que ya se había aposentado la << cuna >> en la primera misión y que - si lográbamos alcanzarlo sanos y salvos - constituiría la << base madre >> en la nueva expedición .
- ¡ Roger ! ... Tanques a un 98,1 por ciento .... Vivel : 320 pies y bajando a cuatro ... ¡ Roger , preciosa !
Eliseo continuaba incosciente .
- ¡ Eso es ! .. 200 pies y descendiendo . Cuatro y medio y abajo .
Aunque había sido , activé el dispositivo de seguridad del módulo , proyectando a 30 pies de la << cuna >> una << pared >> de ondas gravitatórias , en forma de cúpula , que nos protegería ante una posible irrupción de hombres o animales en el referido entorno .
Los registrosn electrónicos seguían vomitando parámetros .
<<... 75 pies para la toma de contacto .... Reducción de velocidad a 2,5 pies por minito ... 50 pies ... 45 .... Reducción a dos ... >>
- ¡ Dios mío ! , ¡ casi es nuestro !
Y de pronto , un seco frenazo . Los cuatro pies extensibles de la nave chocaron con las lajas , disparando las luces de contacto en el panel de mando.
Inspiré profundamente . Los cronómetros señalaban las 01 horas de la madrugada , 13 minutos y 11m segundos .
<< ¡ Al fin de vuelta !>> Pero no eran aquellas las circunstancias que había imaginado para el ansiado retorno a la Palestina de Cristo ...
Autor: J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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