Andrés intercedió , pidiendo calma a su fogoso hermano . Y Simón , refunfuñando , accedió a sentarse de nuevo , mientras Judas de Alfeo- uno de los gemelos - le ofrecía una escudilla y una de las tortas de trigo . Pero el pescador , de un manotazo , arrojó el cuenco contra el suelo , esparciendo la leche por el brillante piso de madera . La violenta y típica reacción de Pedro sólo contribuyó a revolver los ya agitados ánimos . Y varios de los discípulos le recriminaron su actitud , enzarzandose en un agrio intercambio de insultos e improperios .
Aquel estallido - así me lo confirmaría Andrés poco despues - no era otra cosa que la lógica y humana conseduencia de la fuerte presión a que se hallaban sometidos desde la captura y crucifixión de su rabí . No eran las dudas o la deseperación las que habían nublado la inteligencia de aquellos hombres . Era algo mucho peor . El miedo al Sanedrín y a la policía del Templo y la verguenza individual y colectiva ante la ignomonoisa ejecución de su << lider >> . El hecho da haber permanecido en la planta superior de la casa de los Marcos durante tantas horas , con las espadas ceñidas en sus costados y sin fuerza para regresar a sus hogares , en la Galilea , era la mejor y más palpable demostración del terror que les dominaba . Por supuesto , esta tensa situación les había hecho olvidar , incluso , las promesa de Jesús sobre su vuelta a la vida . Por ello , cuando las hebreas acudieron presurosas al cenáculo , todos - sin excepción - las tomaron por locas , necias y visionarias .
Y en mitad de losm gritos y maldiciones , mientras María , silenciosa y pacientemente , procuraba enjugar la leche derramada y Juan Marcos , asustado , se apretaba a mi brazo , unos golpes secos retumbaron en la estancia . El discípulo que yacía en el diván , al pie del muro , había empezado a golpearse la frente contra la piedra . Juan , el Zebedeo , saltó de su banco y se precipitó hacia su compañero sujetándole por los hombros . Pero el fornido apóstol , presa de un ataque de histeria y desesperación , continuó lanzando su cráneo contra la pared . Impotente , el enjuto y joven discípulo se revolvió hacia el el grupo solicitando ayuda . Y al momento , Andrés y los gemelos acudieron a su lado , inm,ovilizando a Simón , el Zelote . Efectivamente , se trataba del impulsivo simpatizante del grupo revolucionario .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Aquel estallido - así me lo confirmaría Andrés poco despues - no era otra cosa que la lógica y humana conseduencia de la fuerte presión a que se hallaban sometidos desde la captura y crucifixión de su rabí . No eran las dudas o la deseperación las que habían nublado la inteligencia de aquellos hombres . Era algo mucho peor . El miedo al Sanedrín y a la policía del Templo y la verguenza individual y colectiva ante la ignomonoisa ejecución de su << lider >> . El hecho da haber permanecido en la planta superior de la casa de los Marcos durante tantas horas , con las espadas ceñidas en sus costados y sin fuerza para regresar a sus hogares , en la Galilea , era la mejor y más palpable demostración del terror que les dominaba . Por supuesto , esta tensa situación les había hecho olvidar , incluso , las promesa de Jesús sobre su vuelta a la vida . Por ello , cuando las hebreas acudieron presurosas al cenáculo , todos - sin excepción - las tomaron por locas , necias y visionarias .
Y en mitad de losm gritos y maldiciones , mientras María , silenciosa y pacientemente , procuraba enjugar la leche derramada y Juan Marcos , asustado , se apretaba a mi brazo , unos golpes secos retumbaron en la estancia . El discípulo que yacía en el diván , al pie del muro , había empezado a golpearse la frente contra la piedra . Juan , el Zebedeo , saltó de su banco y se precipitó hacia su compañero sujetándole por los hombros . Pero el fornido apóstol , presa de un ataque de histeria y desesperación , continuó lanzando su cráneo contra la pared . Impotente , el enjuto y joven discípulo se revolvió hacia el el grupo solicitando ayuda . Y al momento , Andrés y los gemelos acudieron a su lado , inm,ovilizando a Simón , el Zelote . Efectivamente , se trataba del impulsivo simpatizante del grupo revolucionario .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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