No excesivamente contrariado por el desplante del hortelano - a fin de cuentas , aquellos saludos jamás eran dirigidos a los gentiles -, proseguí mi lento avance . Al referirle el incidente y el curioso sistema de abono , Eliseo , tras consultar a Santa Claus , me amplió detalles sobre el particular.
A los pocos minutos , entre el ramaje de unas almendros o << acechadores >> ( saqued ) - como llamaban los judíos a estos precoces anunciadores de la primavera -, creí distinguir , semiocultas poe las nevadas flores , las estacas puntiagudas de un metro de altura , del ansiado huerto . Corrí hacia ellas . En efecto , el corazón latió imperiosamente al descubrir a lo lejos , como una blanca confirmación entre el apretado verdor de ciruelos , manzanos , y granados , la casita en la que , sin duda , moraba el corpulento jardinero que había ayudado a José en el atardecer del viernes .
Y tomando la referencia del sol , caminé hacia mi derecha , sin separarme de la cerca . No tardé en encontrar la cancela de entrada . la puerta de tablas se hallaba abierta . Misteriosamente abierta ...
Esta vez advertí a la << cuna >> de mis intenciones . Me disponía a aventurarme en el interior de la silenciosa finca . Éste , quizá , es otro concepto no muy bien interpretado por los cristianosn . Al leer los textos evangélicos se tiene la idea de que el lugar donde fue sepultado el Maestro era un sencillo huerto , con un sepulcro nuevo , como reza Juan . En realidad más que un huerto , la propiedad de José podría ser calificada como de plantación. Y nada modesta , por cierto . Toda una finca de recreo , con decenas de frutales y hortalizas , una rústica casa , un palomar y , por supuesto , como correpondía a su elevada posición , un panteón familiar . Pero sigamos con lo que importa .
Como digo , no era normal que la cancela se hallara de par en par . Aquello me hizo sospechar que algo inusual había ocurrido - o estaba ocurriendo - en la plantación .
Y lentamente , con los cinco sentidos en máxima alerta , fui adentrándome , siguiendo el estrecho sendero que , naciendo en la misma cerca , se perdía hacia el norte , dejando a uno y otro lado hileras de mimados frutales .
El silencio era absoluto . Muy significativo ...
Me detuve una o dos veces , esperando escuchar algún sonido . Quizá el retozar o los ladridos de los perros que guardaban la propiedad . Nada en absoluto.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
A los pocos minutos , entre el ramaje de unas almendros o << acechadores >> ( saqued ) - como llamaban los judíos a estos precoces anunciadores de la primavera -, creí distinguir , semiocultas poe las nevadas flores , las estacas puntiagudas de un metro de altura , del ansiado huerto . Corrí hacia ellas . En efecto , el corazón latió imperiosamente al descubrir a lo lejos , como una blanca confirmación entre el apretado verdor de ciruelos , manzanos , y granados , la casita en la que , sin duda , moraba el corpulento jardinero que había ayudado a José en el atardecer del viernes .
Y tomando la referencia del sol , caminé hacia mi derecha , sin separarme de la cerca . No tardé en encontrar la cancela de entrada . la puerta de tablas se hallaba abierta . Misteriosamente abierta ...
Esta vez advertí a la << cuna >> de mis intenciones . Me disponía a aventurarme en el interior de la silenciosa finca . Éste , quizá , es otro concepto no muy bien interpretado por los cristianosn . Al leer los textos evangélicos se tiene la idea de que el lugar donde fue sepultado el Maestro era un sencillo huerto , con un sepulcro nuevo , como reza Juan . En realidad más que un huerto , la propiedad de José podría ser calificada como de plantación. Y nada modesta , por cierto . Toda una finca de recreo , con decenas de frutales y hortalizas , una rústica casa , un palomar y , por supuesto , como correpondía a su elevada posición , un panteón familiar . Pero sigamos con lo que importa .
Como digo , no era normal que la cancela se hallara de par en par . Aquello me hizo sospechar que algo inusual había ocurrido - o estaba ocurriendo - en la plantación .
Y lentamente , con los cinco sentidos en máxima alerta , fui adentrándome , siguiendo el estrecho sendero que , naciendo en la misma cerca , se perdía hacia el norte , dejando a uno y otro lado hileras de mimados frutales .
El silencio era absoluto . Muy significativo ...
Me detuve una o dos veces , esperando escuchar algún sonido . Quizá el retozar o los ladridos de los perros que guardaban la propiedad . Nada en absoluto.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio martinez
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