sábado, 6 de junio de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 117 )

Ambos continuamos en silencio  . Yo ardía en deseos de preguntarle la razón de su traición , pero no tuve valor . Y sólo me atreví a interrogarle  sobre la causa por la que  se habia adelantado  al grupo de soldados en la noche del prendimiento . Judas , aislado y humillado por unos y otros , sentía la necesidad de sincerarse  . Pero su respuesta  fue una verdad a medias ...
- Sé que nadie me cree - se lamentó -, pero mi intención fue buena . Si me adelanté  a los soldados y levitas del Templo fue para advertir al Maestro y a mis compañeros  del campamento de la proximidad de la tropa que venía a prenderle .
Guardé silencio . Aquella manifestación , en efecto , resultaba difícil de aceptar . Es posible que Judas , dada su cobardía  , hubiera podido maquinar semejante << arreglo >> . De esta forma , los discípulos  quizá no habrían llegado a desconfiar de su presencia . Pero sus intenciones , si es que realmente fueron éstas  , se vieron truncadas ante la inesperada presencia del Nazareno en mitad del camino que conducía al huerto .
No hubo tiempo para más . Civilis y sus hombres penetraron de nuevo por la muralla norte de la Torre Antonia , dirigiéndose hacia las  escalinatas del pretorio .
Al llegar a la terraza donde se había celebrado aquella primera parte del interrogatorio me desconcertó la presencia de una tarima semicircular sobre la que había sido dispuesta una silla << curul >> , destinada generalmente para impartir justicia . El centurión dejó a Jesús  al cuidado de sus hombres y entró en la residencia .
El resto de los hebreos , con el sumo sacerdote en primera línea , aguardó , como de costumbre , al pie de las escaleras . Esta vez , José de Arimatea sí había entrado en el recinto de la Torre .
Pilato no tardó en aparecer y tomando asiento en la silla transportable se dirigió a Caifás y a los saduceos :
-  Habéis traído a este hombre a mi presencia acusándole de pervertir al pueblo , de impedir el pago del tributo al César y de pretender ser el rey  de los judíos . Le he interrogado y no le creo culpable  de tales imputaciones . En realidad no veo falta alguna ... Le he enviado a Herodes y el tretarca ha debido llegar a las mismas conclusiones , ya que me lo ha enviado nuevamente . Con toda seguridad , este hombre no ha cometido ningún delito que justifique su muerte . Si consideraís que debe ser castigado estoy dispuesto a imponerle una sanción antes de de soltarle .
Juan , sin poder contener su alegrían , dio un brinco , abrazandose a José de Arimatea .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
 

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