Traté de abrirme paso entre los curiosos que cerraban el portalón . Imposible . La gente , tan interesada como yo, no lo permitió . Y allí permanecí , atrapado , con una visión parcial de lo que ocurría en aquel patio abierto.
Lo primero que vi fue una mujer , fuertemente abrazada al Galileo . Casi colgaba de su cuello . Era joven . Por detras , arrodillada frente a un barreño , arremangada , otra mujer contemplaba la escena . A un lado , sobre las losas , un niño de meses miraba boquiabierto . estaba sentado y desnudo .
En un primer momento no supe quiénes eran . Jesús y la mujer , abrazados , me tapaban en parte a la que continuaba de rodillas .
¿ Cómo no me di cuenta ? Aquellos cabellos rojizos ...
La joven siguió gritando , y el niño , asustado , rompió a llorar . Fue entonces , al levantarse , cuando la reconocí .
La de la túnica arremangada se apresuró a rescatar al pequeño y , apretándolo contra su pecho , intentó consolarlo .
- ¡ Es el tekton ! exclamaron algunos de los que me aprisionaban -. ¡ Es el carpintero ! ... ¡ Ha vuelto !
Y la Señora , con el niño , se unió al abrazo , repitiendo :
- ¡ Yesúa ! ... ¡ Has vuelto !...
Era , en efecto , Mirian o María - la Señora -, la madre de Jesús de Nazaret.
La encontré más delgada . En ese setiembre del 25 podía contar unos cuarenta y cinco años de edad . Conservaba parte de su belleza . Los ojos rasgados , verde hierba , ahora humedecidos , y los cabellos negros , lacios , peinados con raya en medio y recogidos en la nuca , me trajeron gratos recuerdos ...
- ¡ Decían que había muerto ! aseguró uno de los vecinos .
- ¡ No - terció otro -, la familia mantenía que se hallaba en Alejandría , estudiando !
Empecé a comprender .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Lo primero que vi fue una mujer , fuertemente abrazada al Galileo . Casi colgaba de su cuello . Era joven . Por detras , arrodillada frente a un barreño , arremangada , otra mujer contemplaba la escena . A un lado , sobre las losas , un niño de meses miraba boquiabierto . estaba sentado y desnudo .
En un primer momento no supe quiénes eran . Jesús y la mujer , abrazados , me tapaban en parte a la que continuaba de rodillas .
¿ Cómo no me di cuenta ? Aquellos cabellos rojizos ...
La joven siguió gritando , y el niño , asustado , rompió a llorar . Fue entonces , al levantarse , cuando la reconocí .
La de la túnica arremangada se apresuró a rescatar al pequeño y , apretándolo contra su pecho , intentó consolarlo .
- ¡ Es el tekton ! exclamaron algunos de los que me aprisionaban -. ¡ Es el carpintero ! ... ¡ Ha vuelto !
Y la Señora , con el niño , se unió al abrazo , repitiendo :
- ¡ Yesúa ! ... ¡ Has vuelto !...
Era , en efecto , Mirian o María - la Señora -, la madre de Jesús de Nazaret.
La encontré más delgada . En ese setiembre del 25 podía contar unos cuarenta y cinco años de edad . Conservaba parte de su belleza . Los ojos rasgados , verde hierba , ahora humedecidos , y los cabellos negros , lacios , peinados con raya en medio y recogidos en la nuca , me trajeron gratos recuerdos ...
- ¡ Decían que había muerto ! aseguró uno de los vecinos .
- ¡ No - terció otro -, la familia mantenía que se hallaba en Alejandría , estudiando !
Empecé a comprender .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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