jueves, 3 de noviembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 18 de setiembre , martes ( 26 )

Pero ¿ a quién debía hallar ? ¿ Quizá al biejo Zebedeo o a sus hijos , Santiago y Juan ? Si la memoría no me traicionaba , en esos momentos eran los únicos del círculo del Maestro que frecuentaban Nahum . Su residencia , como mencioné , estaba en la aldea cercana a Saidan .
Y el Maestro aminoró el paso . Finalmente se detuvo . Nos encontrábamos a no mucha distancia del muelle . Quizá a un centenar de metros .
Eliseo y yo permanecimos muy cerca , expectantes . ¿ Qué pretendía ?
La mirada quedó fija en un muro de unos tres metros de altura . Era una típica construcción de Nahum : piedra negra basaltica , en forma de disco , apilada cuidadosa mente y con los intersticios rellenos de barro y guijarros . Corría a lo largo de una veintena de metros , a la derecha del cardo ( tomaré como referencia la dirección sur - norte que llevábamos en esos momentos ). Casi en el centro se abría un portalón . Aquella fachada se hallaba retranqueada respecto a los pórticos y galerías del resto de la calle , formando una breve  y estirada explanada . Aquel espacio , como el resto del cardo , aparecía enlosado con grandes planchas de basalto , desgastadas y brillantes por el paso del tiempo y de las caballerías . Tres escalones ayudaban a llegar a la base del portalón  . Aquel sistema , elevando el el nivel de las construcciones sobre el cardo maximus y el decumani , era muy útil . En invierno , con las fuertes lluvias , evitaba que el agua inundara las casas .
El Maestro siguió observando . No dijo nada . Parecía disfrutar con la visión de la puerta , totalmente abierta , y con las paredes que sobresalían por encima del muro . En un primer momento , mejor dicho , en un primer examen , no supe que pensar . Podía tratarse de una de las habituales viviendas judías , compartidas generalmente por varias familias . Dos de los habitáculos , como digo , se alzaban por encima del muro protector , alcanzando los cuatro y seis metros de altura , respectivamente . Las azoteas aparecían protegidas por sendos muretes , tal y como indicaba la Ley . El Deuteronomio ( 22 , 8 ) exigía que el terrado estuviera provisto del correspondiente pretil , << para  que tu casa no incurra en la venganza de sangre en el caso de que alguno se cayera de allí >>.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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