miércoles, 2 de noviembre de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 7 - 18 de setiembre , martes ( 20 )

Curioso Destino . El Maestro , de pronto , fue a tropezar con los dos símbolos más aborrecidos por sus compatriotas , los judíos : El invasor romano   y los pumlicanos o recaudadores de hacienda . Estos últimos eran especialmente odiados por la población . Los gabbai- así los llamaban - representaban otro de los oficios despreciables , que rebajaban socialmente de forma inexorable ( en una de las listas de los judíos ortodoxos , << Sanhedrin 25 >> aparecían en el último puesto , por debajo de los jugadores de dados , los prestamistas , los organizadores de concursos de pichones y de apuestas en general , los traficantes de productos del año sabático y los pastores ). Al margen del trato despótico y de la falta de escrúpulos de dichos publicanos - no todos actuaban tan desvergonzadamente -. los cierto es que la nación israelita los veía como una prolongación de Roma , los miserables kittim. A los impuestos de naturaleza religiosa , los judíos debían sumar los civiles , con el agravante de que esas tasas enriquecían a los invasores y a sus colaboradores . Los publicanos tenían fama de ladrones , mentirosos y traidores . Eran << pecadores >> de la peor calaña , ala misma altura de bastardos y paganos . Nadie les daba un crédito . Nadie los escuchaba . Vivían practicamente apartados , con una escasa relación vecinal . Si alguien simpatizaba con ellos o se sentaba a su mesa - éste fue l caso del Hijo del Hombre durante la vida pública o de predicación -, automáticamente era considerado << pecador >> y , lo que era peor , << traidor >> a la nación judía .
Ésta , en principio , era la << tarjeta de presentación >> del hombre que teníamos delante ...
En una de aquellas bruscas maniobras , al espantar con las manos las moscas que lo martirizaban , Mateo abrió los ojos . En un primer instante , al descubrir las tres figuras inmóviles y silenciosas , pendientes de su persona , el recaudador se alteró ligeramente . Parpadeó nervioso y los ojos azules trataron de acomodarse a la intensa luz del mediodía . Pero , con un excelente dominio de sí mismo , nos recorrió uno por uno , comprendiendo que su descanso había terminado .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto