domingo, 24 de mayo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 32 )

La discredicional existente a la hora de impartir justicia  o de tratar a un prisionero era tal que , al menos para los  estudiosos del Derecho Romano , la conducta del suboficial resultaba perfectamente posible . No podemos olvidar que los dueños y señores de vidas y haciendas de aquel revolucionario país seguían siendo los romanos .
Esta providencial orden del optio de la Torre Antonia vino a despejar otro de mis interrogantes  . ¿ Cómo era posible que Juan Zebedeo fuera el único apóstol que declarara en sus escritos  haber sido << testigo presencial >> de muchos de los sucesos que acontecieron a lo largo de aquel viernes  ? Por lógica , de no haber sido por esta inapreciable  << ayuda >> del suboficial Arsenius , el seguidor de Jesús  habría tenido muchos problemas  para poder asistir a los interrogatorios y a la crucuficción . Tal y como estaban las cosas  , hubiera sido casi imposible  que las castas sacerdotales  - que odiaban al Maestro y asus discípulos  - cedieran y aceptasen la libre presencia  de ninguno de los amigos  del prisionero . Sólo una imposición superior , pudo permitir a Juan la asistencia a los restringidos prolegómenos de la muerte de Cristo .
Como medida precautoria  , el suboficial romano ordenó a uno de sus hombres que desarmara a Juan . Y el pelotón continuó su camino.
El público reconocimiento de la valentía de Juan por parte del suboficial romano representó un duro golpe para la dignidad de Judas . Avergonzado , con la cabeza baja y el ceño contraido, fue aminorando el paso hasta quedarse solo y rezagado . Y así llegó a la casa de Anás .
Juan , prudentemente , no habló en ningún momento con su Maestron , no éste hizo tampoco intención alguna de dirigirse al joven . Las circunstancias , además , no lo hacían aconsejable . Sin embargo , cuando enfilamos las desiertas calles de Jerusalen , me las ingenié para situarme al lado del Zebedeo y preguntarle  por el resto de los hombres y , muy especialmente , por quéhabía tomado aquella arriesgada decisión de unirse a Jesús .
Autor :J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio martinez

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