viernes, 29 de mayo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 64 )

Varios de los Judíos , acompañaron sus palabras con grandes aspavientos , recordaron al tribunal otro de los << delitos >> de Jesús : << No haber comido el oblegado cordero pascual ...>>
Aquella información sólo podía haber sido suministrada por Judas . El Iscariote  , que había al edificio del Sanedrín mucho antes que nosotros  , permanecía  detrás del grupo de testigos , aunque en ningún momento llegó a testificar . ( Las normas de aquella gente prohibían que un traidor se dirigiera públicamente al Consejo .) La ley mosaica , efectivamente  , establecía que todos los israelitas estaban obligados a comer cordero o cabrito en la fiesta de la Pascua . Sólo años más tarde , después de la destrucción del Templo , la Misná , en su capítulo IV suaviza las normas , diciendo textualmente que << en el lugar donde no sea costumbre comer carne no se coma >> .
Uno de los últimos acusadores llegó a rizar el rizo en aquella sarta de incongruencias y despropósitos . Aludiendo a otra de las leyes judías . llegó a acusar al Nazareno de << homicidio frustado >> . Su endeble e irrisorio argumento se basaba en otra norma  que decretaba la culpablidad de aquel que golpease a su prójimo con una piedra de manera tal que resultase muerto .
El aleccionado testigo expuso entonces el incidente protagonizado por una adultera , salvada del apedreamiento popular cuando Jesús , dirigiéndose a la muchedumbre , invitó a que << aquel que estuviera libre de pecado arrojase la primera piedra >>.
Para el retorcido hebreo , aquel gesto constituía delito , ya que incitaba al asesinato ...
La grotezca escena se vio un tanto distendida cuando , súbitamente  , los 23 jueces  y el resto de los miembros del Sanedrín  se pusieron en pie . En la sala se hizo un espeso silencio y uno de los saduceos  - el que se sentaba a la derecha de Caifás - se retiró de su puesto , cediendo el lugar a un individuo menudo y encorvado que acababa de irrumpir en la sala .
- Es Anás - me susurró Juan .
Autor J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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