martes, 19 de mayo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 6 )

Como si una fuerza invisible  hubiera descargado sobre él un fardo de cien kilos  , así fue incorporándose  el Maestro . Muy lentamente  , siempre con la cabeza hundida , el Galileo terminó por sentarse sobre sus talones . Y así permaneció un buen rato , de rodillas , en un angustioso silencio y sin levantar el rostro . Inconscientemente  , Juan Marcos y yo cruzamos una mirada . ¿ Qué estaba pasando ? ¿ A qué se debía  aquel súbito hundimiento ?
Jesús levantó el rostro hacia las estrellas y , gimiendo , llamó de nuevo a su Padre . Sus pómulos y nariz aparecían afilados  . La expresión de su rostro me impresionó . Había una mexcla de angustia y pavor . Sus labios , entreabiertos , comenzaron a temblar y , casi inmediatamente , todo su cuerpo empezó a estremecerse  . Eran convulsiones cortas . Muy rápidas y casi imperceptibles . Como si un viento helado estubiera azotando cada una de sus celulas.
El Nazareno cruzó sus brazos sobre el Tórax , haciendo fuerza con sus manos sobre los costados , como tratando de dominar aquellas convulsiones .
Y , de pronto , su frente , cuello y sienes se humedecieron con un sudor frío . Los estremecimientos se hicieron entonces más intensos y continuados y Jesús se dobló materialmente por su cintura , tocando la superficie de piedra con la frente .
- ¡ Abbá !.... ¡ Abbá !...
Aquélla fue la única palabra que acertó a pronunciar . Pero , más que una llamada , era un grito contenido de angustia y terror.
Ahora estoy seguro de que , en aquellos duros y cruciales momentos , el Galileo debió experimentar una punzante e indescriptible sensación de soledad , de aflicción y quizá , ¿ por qué no ? de miedo ante lo que le reservaba el destino.
Su cuerpo siguió tiritando y , de pronto , en un arranque , el Maestro se echó atrás , elevando sus manos y rostro .
Al verle quedé petrificado ...
Toda su cara , frente , cuello , así como las palmas de las manos , habían enrojecido  . La fina película inicial de sudor se había convertido en sangre .... Juan Marcos ocultó el rostro entre las manos .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto