domingo, 31 de mayo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 78 )

Tomé , pues , el pico del tosco manto y con toda la delicadeza de que fui capaz , comencé a limpiar los grumos  de sangre que se habían adherido al pómulo y mejilla izquierdos . Las hemorragias , tanto la producida por la rotura  de la ceja izquierda como la nasal , habían sido espectaculares , aunque tuve la impresión de que la pérdida de sangre no era importante . A juzgar por los reguerillos  , plastones y sangre  acumulada en barba , manto y túnica , no creo que fuera superior a los 200 o 300 centímetros cúbicos .
Pude deducir igualmente que la capacidad de coagulación de la sangre de Cristo era normal . Tanto la brecha de la ceja como los cortes de los labios y los dos riachuelos que nacían en los orificios de la nariz habían coagulado muy rapidamente .
Cuando aquella mitad del rostro quedó prudentemente limpia me deshice del manto y , antes de que los domésticos de Caifás pudieran reaccionar , introduje mis dedos en el desgarrón que había ocasionado la daga del bandido que había tratado de asaltarme en la noche del pasado jueves y , con dos fuertes tirones  , conseguí un reducido trozo de mi túnica . Lo introduje en la boca del Cántaro , humedeciéndolo cuanto me fue posible . Y acto seguido regresé a la pared sobre la que seguía apoyado Jesús , pasando el suave lienzo color hueso sobre la deformada nariz , labios , cejas y párpados .
Altentar la hinchazón del pómulo derecho deduje que el bastonazo habia interesado una amplia área del hueso malar , alcanzando parte de ese ojo derecho . Si aquel hematoma seguía prosperando , lo más probable es que el Nazareno terminase por experimentar serias dificultades a la hora de mantener abierto dicho ojo .
En cuanto a la nariz , la lógica imposibilidad de no poder practicar una radiografía me dejó con la duda de si aquel impacto había fracturado los huesecillos << propios >> o nasales  . Estos dos huesos  , como saben todos los médicos  , son frágiles , pudiendo ser hundidos con un puñetazo.
Autor J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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