jueves, 21 de mayo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 15 )

Al cabo de este tiempo , la figura de aquel ser y el << cilindro >> luminoso se extinguieron instantáneamente . Y he dicho bien : ¡ instantáneamente ! No hubo -o , al menos , yo no pude apreciarlo - elevación de aquel ser hacia el disco luminoso . Y tampoco lo vi alejarse o desaparecer por el olivar .... Sencillamente , no tengo explicación . Acto seguido , la < luz >> experimentó unos suaves balanceos , elevándose en vertical con una aceleración que me dio vértigo . En un abrir y cerrar de ojos ( suponiendo que hubiera podido relizar dicho pestañeo ) , el objeto se convirtió en un punto insignificante , perdiéndose en el infinito . Casi al momento , tanto Juan Marcos como yo recuperamos nuestra movilidad . Y el viento volvió a soplar con fuerza entre las ramas de los árboles , mientras las cabras encerradas en la gruta balaban lastimeramente .
- .... ¡ Jasón ....! ¿ Me recibes ....? ¡ Jasón ! , ¡ por Dios ! , ¡ contesta ...!
La voz de Eliseo seguía repicando en mi oído .
Inspiré con todas mis fuerzas , tratando de calmar mis nervios .
- A-fir-ma-ti-vo.... - le respondí con lo poco que me quedaba de voz .
- ¡ Roger...! ¡ Al fin ...! Jasón , ¿ estás bien....? ¿ Qué ha pasado ... ?
Como pude tranquilecé a mi compañero , indicándole que procuraría explicárselo más adelante  . La verdad es que mi confusión había aumentado . Por un instante pensé que todo había sido una pesadilla . Pero no . Al dirigir la vista hacia el Maestro mi perplejidad aumentó : ¡ la película sanguinolenta y los reguerillos que cubrían su faz , cuello y manos habían desaparecido ! Su semblante , todavía pálido y demacrado  , no presentaba , sin embargo , señal alguna del reciente fenómeno de << hematohidrosis  >> . Era imposible que Jesús hubiera tenido tiempo de acudir hasta algunos de los recipientes del campamento que contenían agua y proceder al lavado de su cara , cuello y manos . Además , aceptando este supuesto , yo le  habría visto alejarse y , por supuesto , regresar junto a la roca . Por el contrario , estoy seguro  - absolutamente seguro - que el Maestro no había abandonado en ningún momento su postura : arrodillado sobre el calvero
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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