viernes, 22 de mayo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 19 )

Los griegos , que acampaban al aire libre , fueron despertados también por la precipitada irrupción de los agentes del Zebedeo y no tardaron en rodear a Jesús y a los tres apóstoles , interrogándoles . Pero el Maestro , que había recobrado su habitual calma , les rogó que se tranquilizaran y que volvieran junto al molino de aceite . Fue inútil . Ninguno de los presentes se movió de donde estaba .
El Nazareno comprendió al instante la actitud de sus hombres y , sin mediar palabra , se alejó del grupo , abandonando el campamento a grandes zancadas .
Durante algunos segundos , los griegos y los apóstoles dudaron . Y una vez más fue el joven Juan Marcos quien tomó la iniciativa . En un santiamén escapó del huerto , periendose colina abajo .
Aquella inesperada reacción de Jesús , saliendo de la finca de Getsemaní , me desconcertó . Según los evangelios canónicos , fuente informativa primordial , el llamado prendimiento  debería llevarse a cabo en el referido huerto . Sin embargo , el Nazareno acababa de abandonarlo ... Sin pensarlo dos veces dos veces seguí los pasos del muchacho , sin preocuparme de los tres apóstoles y de los griegos , que permanecían inmóviles en mitad del campamento .
Tanto Jesús como Juan Marcos habían tomado el conocido camino que discurría por la falda occidental del Olivete y que me había llevado en varias ocasiones  hasta el puentecillo sobre la depresión del entonces seco torrente del Cedrón .
En ese momento , y justamente al otro lado del puente , me llamó la atención  el movimiento de un nutrido grupo de antorchas  . Al observar más detenidamente  comprobé  que se dirigía hacia este lado del monte . Aquéllos debían ser los hombres armados de los que había hablado el mensajero del Zebedeo .Desconcertado , continué bajando por la vereda  hasta que , en uno de los recodos del camino , vi a Marcos - mejor debería decir que sólo distinguí su lienzo blanco - refugiándose a toda prisa  en una pequeña barraca  de madera que se levantaba  al pie mismo del sendero  . Me detuve sin saber que hacer . Pero mis sorpresas en aquella madrugada del viernes no habían hecho más que empezar .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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