miércoles, 27 de mayo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 51 )

Una sonrisa mecánica acompañó las inesperadas palabras de Simón . Entonces comprendí que su máxima preocupación en aquellos momentos  no era , como yo había creído , el innoble  hecho de haber renegrado de su amigo . Nada de eso . Pedro , en mi opinión , no tenía una conciencia  muy clara de que había traicionado a su Maestro . Lo que le había angustiado y aterrorizado era la amenaza de un posible encarcelamiento .
Esta sospecha , que fue ganando terreno en mi corazón , se vio confirmada por los sucesivos comentarios del apóstol , felicitándose a sí mismo por haber sido capaz de evitar su identifacación .
- ... Esas mujeres , además  - añadió Pedro , que prácticamente expresaba en voz alta sus pensamientos  -, no tienen autoridad moral . No pueden interrogarme . No tienen derecho ... No , no lo tienen ... No lo tienen ...
El Galileo repitió aquella monótona cantinela , como si necesitara justificar su actitud . Y en ningún momento recordó o se refirió a Jesús . No creo equivocarme si digo que el pescador no cayó verdadera y definitivamente  en la cuenta de su sucio gesto hasta que no escuchó el canto de los gallos de la ciudad . Sólo entonces recordó la profecía del Maestro y asumió todo el peso de su infidelidad .
Cuando le interrogué sobre la suerte que habían corrido sus compañeros  , Pedro no supo darme razón . Lo ignoraba todo . Sólo recordaba que , cuando se hallaba a escasos metros de la empalizada de piedra del huerto de Simón , algo le obligó a detener su huida . Y ciego de rabia se ocultó entre los olivos , dispuesto a seguir a la chusma que había capturado al rabí.
Y allí continuabamos hasta que , pocos minutos antes del alba , la portera y la sirvienta que habían comprometido la seguridad del apóstol con sus preguntas volvieron a la carga . Se acercaronn sin previo aviso hasta nosotros y , sin levantar apenas la voz , la guardesa le comentó en tono sereno y desprovisto de aquella malicia inicial :
- Estoy segura de que eres uno de los discípulos de este Jesús . No sólo porque uno de sus fieles me pidió que te dejara pasar al patio , sino también porque mi hermano te ha visto en el templo con ese hombre ....¿ A qué negarlo ?.
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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