jueves, 21 de mayo de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 1 - 7 de abril , viernes ( 17 )

Debían ser casi la una de la madrugada de aquel  viernes , 7 de abril , cuando el gigante - despues de permanecer unos minutos en total recogimiento - se alzó por última vez , acudiendo al punto donde sus tres íntimos , por enésima vez , habían caído bajo un profundo sueño .
Pero , en esta ocasión , el Galileo no retornó al calvero . Despertó a sus hombres y , poco despues , los cuatro se internaban en el olivar , perdiéndose de vista .
He meditado mucho sobre aquellas extrañas palabras de Jesús . ¿ Qué pudo querer decir cuando habló de << apartar la copa >> ? ¿ Se refería a la posibilidad de evitar los suplicios y su propia muerte ? Durante algún tiempo así lo creí . Pero , después de ser testigo de su horrenda Pasión y de su increíble comportamiento , otra interpretación - más sutil si cabe - ha venido a sustituir a mi anterior hipótesis . Ahora he empezado a intuir la gran << tragedia >> del Maestro en aquellos críticos momentos de la llamada << oración del huerto >> No fue el miedo lo que posiblemente provocó su honda angustia y el posterior sudor sanguinolento . Él sabía lo que le reservaba el destino y , como demostró sobradamente , se enfrentó al dolor abierta y valientemente . Pero , de la mano de esas torturas , el Galileo sabía que llegarían también las humillaciones . Tuvo que ser la << contemplación >> de esas ya inminentes vejaciones por parte de las criaturas que Él mismo había creado lo que , quizá , le sumió en un agudo estado de postración. Si realmente era el Hijo de Dios , la simple observación - y mucho más el padecimiento - de la barbarie y primitivismo de << sus hombres >> para con Él mismo tenía que resultarinsoportable . Salvando las distancias , imagino el brutal sufrimiento moral que podría significar para un padre el ver como sus hijos  le abofetean , insultan, hierene injurian ...
Juan Marcos y yo nos apresuramos a salvar el muro que nos separabadel calvero donde había tenido lugar la triple  oración del huerto  y , con identica  prudencia  , penetramos  en el olivar , siguiendo los pasos de Jesús  y sus hombres .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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