lunes, 16 de noviembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 19 de abril , miercoles ( 35 )

Desde allí en la desembocadura del Zají , en un extensión de medio kilómetro , pescadores aislados o en pequeñas cuadrllas remendaban las redes o trabalaban dentro y fuera  dem las barcas , repasando aparejos  y entablados o preparándose para inminentes faenas en el Kennerteh . Muy cerca del agua  , sólidamente enterradas emergían unas pesadas piedras , de formas prismáticas , de 20 a 30 centímetros de anchura  y entre 40 o 50 de altura , con unas perforaciones - a manera de << ojal >> - en la parte superior y por las que eran inintrocucidos los cabos y sogas de atraque de las lanchas que flotaban en la orilla . Se hallaban estratégicamente alineadas a todo lo largo del litoral y , por pura deducción , imaginé que una de ellas - la quinta empezando por el extremo opuesto - debía ser la situada frente a la casa  de los Zebedeo . No me equivoqué  . Varios de los pescadores  , mucho mas cordiales que el primero de los remendadores consultado , me situaron frente a las escalinatas de piedra que , en mitad de la playa , ascendián hacía el hogar de los << hijos del trueno >>. Allí , cómo no , me aguardaba una doble y comprometida situación.
Fue un error . Un involuntario error que , en otras circunstancias , podría haberme costado caro . Pero la bondad y tolerancia de aquella familia no conocía límites . La cuestión es que , ansioso por entablar contacto con el padre de los Zebedeo , no me percaté de que había irrumpido en el caserón por una puerta privada  , de exclusivo uso de los dueños e íntimos del lugar .  Al empujar la recia hoja de madera me encontré en un corral rectangular en el que picoteaba una numerosa prole de gallinas . A la derecha , a la sombra de un cobertizo , se agitó inquieto un pequeño rebaño de cabras de largas orejas colgantes y carneros de enormes colas del género de los << barbarines >> , conocidos popularmente como << de cinco cuartos >> por lo abultado de dichos apéndices ( el quinto cuarto ) . La presencia de tales animales , oriundos de Libia , me dio la idea de la prosperidad de la casa .
Crucé el suelo de tierra apisonada y , al salvar una segunda puerta practicada en el muro de piedra del aprisco , me hallé frente a un espacioso patio a cielo abierto que guardaba una cierta forma de L . A diferencia del corral , el pavimento de este segundo recinto aparecía adoquinado y escrupulosamente limpio .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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