Hacia las 15,30 horas , agotada la polémica , Pedro se puso en pie . Escudriñó el cielo y , en uno de sus típicos y bruscos giros de carácter , adoptando un tono amistoso y conciliador , propuso salir a << echar un rato >> . El grupo , deseoso de olvidar las recientes y amargas acusaciones , acepto en bloque . ¿ << Echar el rato >> ? La expresión resultó incomprensible para mí . Como si se tratase de algo rutinario y sobradamente conocido de todos , los diez se movilizaron al unísono . Felipe , el intendente , y los gemelos llenaron de agua un par de cántaros , recogiendo y guardando los restos del desyuno en dos saquetes de arpillera . Los Zebedeo y Pedro , por su parte , mientras los demás se allejaban hacia el corral , penetraron en la estancia situada a la derecha del portalón de entrada . Y yo , sin saber que partido tomar , permanecí en el centro del patio , absolutamente confuso . Juan fue el primero en salir . Cargaba un par de cubos , repletos de tilapias y barbos , sumergidos en un aceitoso y putrefacto caldo . Me miró y , levantando levemente la cabeza , me señaló la puerta del corral , preguntando :
- ¿ Vienes ?
Sin esperar respusta , dando por hecho que aceptaba , cruzó ante mí , en dirección al mencionado corral . Su hermano y Simón aparecieron inmediatamente . Entre los dos sostenían una voluminosa espuerta , cuyo contenido quedaba oculto por un manojo de duelas amarradas y empapadas en resina . No pude resistir la tenteción y , tímidamente , los interrogué sobre sus intenciones . Santiago sonrió con benevolencia . Pedro , molesto ante mi torpeza , mascullo algo irrepuducible , añadiendo casi para sí :
- ¿ Qué va a ser ! .. ¡ No todos somos ricos comerciantes , como tú !
Dolido por el desaire de Simón necesité unos segundos para reaccionar . Al poco , renegando de mi espontánea ingenuidad , corrí tras ellos . Al asomarme a los escalones que conducién a la playa intuí el verdadero significado de << ir a echar un rato >> . Los discípulos , junto a las redes y a las embarcaciones , habían empezado a desnudarse . Estaba claro : se disponían a pescar .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
- ¿ Vienes ?
Sin esperar respusta , dando por hecho que aceptaba , cruzó ante mí , en dirección al mencionado corral . Su hermano y Simón aparecieron inmediatamente . Entre los dos sostenían una voluminosa espuerta , cuyo contenido quedaba oculto por un manojo de duelas amarradas y empapadas en resina . No pude resistir la tenteción y , tímidamente , los interrogué sobre sus intenciones . Santiago sonrió con benevolencia . Pedro , molesto ante mi torpeza , mascullo algo irrepuducible , añadiendo casi para sí :
- ¿ Qué va a ser ! .. ¡ No todos somos ricos comerciantes , como tú !
Dolido por el desaire de Simón necesité unos segundos para reaccionar . Al poco , renegando de mi espontánea ingenuidad , corrí tras ellos . Al asomarme a los escalones que conducién a la playa intuí el verdadero significado de << ir a echar un rato >> . Los discípulos , junto a las redes y a las embarcaciones , habían empezado a desnudarse . Estaba claro : se disponían a pescar .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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