sábado, 21 de noviembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 20 de abril , jueves ( 16 )

No me agradaba  perder de vista el delicado instrumental , pero ¿ qué otra cosa podía hacer ? Y , emocionado , me introduje en el yam . A pesar  de la protección de la << piel de serpiente >> , cubriéndome hasta los tobillos  , percibí el frescor de las aguas . Era la primera vez que entraba en contacto directo con el mar de Tiberíades . Y no sería la última , gracias a la divina Providencia ...
La lancha se hallaba fondeada en un metro de agua . Salté al interior  y , nervioso , les agradecí su gentileza . Nadie se dio por aludido . Pedro , encaramado sobre el jerem , ordenó que me sentara a proa . Obedecí con total sumisión  . Era curioso : una vez embarcados  , aquellos hombres - y muy especialmente Simón Pedro - cambiaban por completo de actitud . Se volvían adustos . Hablaban lo imprescindible  y , sobre todo , utilizaban un leguaje  mímico , comunicándose así de lancha a lancha . El mellizo fue liando el cabo de amarre . Caminó despacio hacia la barca  y , una vez junto a la popa , empujó la embarcación . Acto seguido , agíl como un gato , trepó por el amasijo formado por el jerem , yendo a ocupar su sitio junto a Juan . En el centro habían sido dispuestas dos tablas , a manera de bancos . Andrés y Santiago , más corpulentos  , ocuparon el más cercano a proa . Simón, arrodillado sobre la red , animó a los remeros a que bogaran . Cuatro remos negros  y mugrientos  fueron introducidos  por los estrobos  . Una vez sujetos a los toletes  , lenta , silenciosa y coordinadamente  , las dos parejas hicieron avanzar la embarcación . Ésta  - de unos 8 X 2 m - , construida con tirzah ( un pino << piñonero >> duro y resinoso  muy abundante en los contornos del lago ) , no descollaba ni por su calado ni por un exceso de celo en su mantenimiento . Parecía  abandonada  o en desuso desde hacía meses . El entablillado , muy desigual , presentaba zonas abiertas y astilladas , con preocupante pérdidas de las cuerdas de algodón que impermeabilizaban las junturas . La sentina , permanentemente inundada , era una castátrofe . Entre las cuerdas se amontonaban líos de cuerdas , varias lámparas de aceite , vacías y desconchadas , un cucharón ( utilizado quizá en las comidas ) , un << vertedor >> para achicar el agua  ( con una curiosa forma de plancha  o de zapato , todo él en madera , cerrado por su parte posterior , con un mango en la zona superior  y la << boca >> a la medida de las cuadernas ) , trapos viejos y empapados , un cántaro de arcilla y un saco de hule que colgaba del tolete  de estribor .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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