El yam se cubrió de antorchas . Decenas de embarcaciones se concentraron frente a las ricas pesquerías de las costas de Kursi , Tabja y del litoral donde nos encontrábamos . Calculo que hacia las ocho u ocho y media de la noche , las inicialmente solitarias lanchas de Simón Y Santiago quedaron confundidas entre las luces de otras barcas , procedentes en su mayoría del muelle de Saidan .
Inspiré profundamente , disfrutando del intenso perfume de algas que arrastraba la suave brisa de poniente . Y ante la vigilante mirada de Juan Marcos alcé los ojos hacia el mudo tintineo de las estrellas . Espontáneamente , como un juego , fui nombrándolas . Y a cada una , movido por la paz del lugar y - ¿ por qué ocultarlo ? - por una ingobernable melancolía , le dediqué un improvisado recuerdo : << Sirio : mi ángel guardián .... Carina : hoy al sur , recordándome mi tiempo ... Orión : quizá mi verdadera " patria " ... >>
Curioso y ávido de conocimientos , el adolescente se unió a tan extraña plegaria , rogándome que le ayudara a identificar las estrellas . Pasé mi brazo sobre sus hombros y , como si de un hijo se tratara ( el hijo que nunca tuve ) , fui marcándole las más brillantes : la constelación de Leo , al este , con Regulus en mitad de la eclítica . Al norte , Draco , la Ursa mayor , y la estrella clave de los navegantes : la Polar , muy cercana al polo norte celeste . Por debajo de Sirio , al sur , el Can Mayor . Y rozando las colinas del extremo meridional del Kennereth , el racimo destellante de Vela .
- Y tú , Jasón - preguntó en su candidez -, ¿ Qué dices que son esos luceros ?
Aproveché su excelente disposición y , dulce y sigilosamente , la conduje al << terreno >> que me interesaba .
- El Maestro lo dijo ..
Al mencionar al rabí , sus ojos se clavaron en las ondulantes llamas . Me pareció percibir una sombra de tristeza .
-... En mi reino - proseguí con la vista fija en la inmensa mancha que balnqueaba el oriente del cielo - hay otras moradas.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Inspiré profundamente , disfrutando del intenso perfume de algas que arrastraba la suave brisa de poniente . Y ante la vigilante mirada de Juan Marcos alcé los ojos hacia el mudo tintineo de las estrellas . Espontáneamente , como un juego , fui nombrándolas . Y a cada una , movido por la paz del lugar y - ¿ por qué ocultarlo ? - por una ingobernable melancolía , le dediqué un improvisado recuerdo : << Sirio : mi ángel guardián .... Carina : hoy al sur , recordándome mi tiempo ... Orión : quizá mi verdadera " patria " ... >>
Curioso y ávido de conocimientos , el adolescente se unió a tan extraña plegaria , rogándome que le ayudara a identificar las estrellas . Pasé mi brazo sobre sus hombros y , como si de un hijo se tratara ( el hijo que nunca tuve ) , fui marcándole las más brillantes : la constelación de Leo , al este , con Regulus en mitad de la eclítica . Al norte , Draco , la Ursa mayor , y la estrella clave de los navegantes : la Polar , muy cercana al polo norte celeste . Por debajo de Sirio , al sur , el Can Mayor . Y rozando las colinas del extremo meridional del Kennereth , el racimo destellante de Vela .
- Y tú , Jasón - preguntó en su candidez -, ¿ Qué dices que son esos luceros ?
Aproveché su excelente disposición y , dulce y sigilosamente , la conduje al << terreno >> que me interesaba .
- El Maestro lo dijo ..
Al mencionar al rabí , sus ojos se clavaron en las ondulantes llamas . Me pareció percibir una sombra de tristeza .
-... En mi reino - proseguí con la vista fija en la inmensa mancha que balnqueaba el oriente del cielo - hay otras moradas.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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