sábado, 14 de noviembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 19 de abril , miercoles ( 26 )

Uno de los galileos señaló hacia el cobertizo , aconsejándonos  que , si deseábamos mayor información , le preguntásemos al << maestro >> ; una especie de naggar o << carpintero de ribera >> , mezcla de ebanista  , carpintero de blanco , herrero y reparador de barcos . Así lo hicimos y , al penetrar en el chamizo que servía de almacen , entre baterías de gubias , cinceles , sierras , cuchillas , compases de bronce , curiosos taladros de arco , cepillos y hojas de hacha de rodos los tamaños  , descubrimos a un anciano , sentado sobre el piso de guijarros y enfrascado en el pulido de una , para mi , extraña piedra calcárea  en forma de pirámide truncada de casi medio metro de altura . Se protegía  los ojos con unas curiosísimas  << gafas >> de madera - muy similares a las que portan los lapones  -, con una fina ranura  en el centro . Como lo hubiera hecho cualquier soldador del siglo XX , nada más vernos retiró las << gafas >> , siruándolas sobre la base de la cabeza , saludándonos con un << la paz sea con vosotros >> . Me identifiqué como amigo de los hijos de Zebedeo , exponiéndole mi deseo de enrevistarme  con el jefe del astillero . El buen hombre , despues de sacudir  el polvo que blanqueba  su mantil de cuero , torció el gesto , confirmando las palabras del operario . Un terrible dolor le tenía postrado en cama y , a pesar de los esfuerzos y ungüentos de los sanadores de Saidan y Nahum , su salud había empeorado en los últimos días . La ünica posibilidad de verle- añadió - era visitándole en su casa de Bet Saida , aunque , dado , su grave quebranto . dudaba que me recibiera .
Antes de abandonarle  , dominado por la curiosidad , me interesé por la función de la piedra sobre la que trabajaba . En el centro de la pirámide aparecía  un orificio de 8 o 9 centímetros de diámetro que la atravesaba  de parte a parte y que , sinceramente , no supe relacionar con nada de lo que conocía . El << maestro >> me miró de arriba abajo y , antes de ajustarse las << gafas >> , replicó con desgana  y algo molesto por lo aparentemente absurdo de la cuestión .
- Qué va a ser ! ... ¡ Un ancla !
Entregado de nuevo al cincelado de la roca no advirtió mi perplejidad .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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