lunes, 16 de noviembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 19 de abril , miercoles ( 39 )

La insignia  prendida en el pecho del individuo vestido de balnco , una haruta , con una rama de palmera  , significaba  que me hallaba frente a un médico o sanador  - posiblemente un rofé -, llamado por la familia . Devía actuar con discreción , sin lastimar la dignidad del pensativo << galeno >> . En realidad , de acuerdo con nuestro código , si la dolencia era grave , debería abstenerme de intervenir .
Juan se inclinó sobre su padre y , tomando sus manos entre las suyas , me hizo un gesto , indicándome que me acercara . Le hice ver que , dada la presencia del médico , quizá mis servicios no fueran necesarios . Pero , haciendo caso omiso de mis consejos , insistió para que le examinase .
( En aquellos delicados momentos no alcancé a explicar el porqué de la intensa mirada del sanador . Y torpe de mi , lo atribuí a la curiosidad . Algún << tiempo despues >> - ¿ o debería referirme a un << tiempo antes >> - comprendería  que Assi me había << reconocido >> . Como médico , mis gestos y forma de actuar no pasaron desapercibidos  para el esenio . Pero , prudentemente , guardó silencio . Dios le bendiga por no haberme descubierto .)
Assi , el rofé , antiguo amigo de los Zebedeo y , lo que era más interesante , de jesus de Nazaret y del grupo , salió de su mutismo , y , con una conciliadora sonrisa , me señaló al paciente , animándome a que interviniera . El más joven de los Zebedeo no me presentó como comerciante o simple curioso y seguidor de la doctrina del rabí , sino como << sincero amigo del Maestro >> Lleno de satisfacción , fui a situarme a la cabecera del jefe de la casa : un anciano , de una edad que podía rondar los sesenta años , extremadamente delgado , aunque de complexión fuerte y fibrosa musculatura , fruto , sin duda , de sus muchos y duros años como pescador y constructor de barcos . Tenía el cabello blanco y un rostro endurecido y bronceado por el sol y los vientos del lago , ligeramente punteado por una barba de tres o cuatro días . Me observó sin reservas desde el fondo de unos ojos claros y , confiado , me dejó hacer . El pulso se hallaba algo alterado . No demasiado . En cuanto a la temperatura  , tampoco me pareció irregular .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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