viernes, 27 de noviembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 21 de abril , viernes ( 21 )

El suceso - a nivel de exegetasy estudiosos  bíblicos  - se vería notablemente << emborronado >> , a causa de otra pesca  , más o menos similar , narrada por  Lucas y situada por el evangelista  mucho antes de la muerte de Jesús de Nazaret . Pero de esta segunda << pesca >> me ocuparé a su debido tiempo .
El arrastre del copo resultó laborioso en extremo . Los sais se desgañitaron , saltando de proa a popa  a cada momento , cubriendo huecos  y jalando de los cabos  y del aparejo hasta quedar  bañados en sudor . Ni que decir tiene  que Simón Pedro llevó la voz cantante  durante toda la << pelea >> , mentando lo humano y lo divino cada vez  que , por un mal movimiento , el jerem se detenía  o resultaba arrastrado con más fuerza  desde cualquiera de las popas , propiciando nuevas fugas de tilapias  . A la media hora  , exhaustos  , los galileos  echaron mano , al fin ,  al saco del jerem . Santiago y su cuadrilla  , desde la lancha más pequeña  , trataron de ayudar a sus compañeros  a introducir  el copo en la barca  de Simón . Después de repetidos  e ímprobos  esfuerzos - en el que algunos de los pescadores estuvieron a punto de caer al lago -, Simón renunció a la maniobra  de carga de la red . Los remeros volvieron a sus puestos  y , firmemente sostenido desde las respectivas popas , el jerem fue remolcado hacia la costa .
El Maestro , bisiblemente complacido , dio media vuelta  , retornando al lado de la fogata . Y cruzando los brazos  sobre el pecho , esperó . Santiago marcó el ritmo a los remeros y , despacio , se dispusieron a salvar los 50 o 60 metros que los separaba de la orilla . En esta ocasión , Juan Zebedeo no llegó a bogar . La razón fue muy simple . AL tiempo que sus compañeros  se precipitaban hacia los bancos  y tomaban las palas  , el discípulo - mucho más intuitivo que el resto - se acercó a Simón , que sostenía uno de los extremos del jarem , espetándole al oído un rotundo y lacónico : << ¡ Es el Maestro !>>
El sais volvió el rostro hacia la playa , buscando al desconocido . Pero el sol naciente le deslumbró , restando eficacia  a su observación .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio martinez

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