viernes, 13 de noviembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 19 de abril, miercoles ( 20 )

Un amargo sentimiento - mezcla de rabia y piedad - se fue adueñando de mi voluntad . Aquellos hombres - ancianos , adultos e , incluso , niños - eran tratados sin piedad . Los látigos  , puntapiés y maldiciones caían sobre ellos al menor titubeo o intento de recobrar el aliento . Muchos , con el lóbulo de la oreja derecha perforado , eran menos que los am-ha-arez . Formaban el escalón más bajo de la sociedad : el de la esclavitud . En palabras de Varrón , << una especie de herramienta que podía hablar >>. Aunque gozabán de fama de perezosos  , disolutos , y ladrones , la verdad es que el trato y las condiciones de trabajo en las que se desenvolvían tampoco eran el marco idóneo para pretender lo contrario .Quizá el sentir general de aquellas gentes hacia los esclavos pueda resumirse en las frases de siracida : << El forraje , el palo y la carga , para el asno ; el pan , la corrección y el trabajo , para el siervo . Haz trabajar a tu siervo y tendrás descanso ; dale la mono suelta y buscará la libertad . Como el yugo y las coyundas hacen doblar el cuello , así al siervo malévolo el azote y la tortura ; hazle trabajar y no le dejes ocioso . >> Después , la Historia , con un eufemismo más reprobable , trataría de disimular esta angustiosa realidad , cambiando incluso el termino << esclavo >> por el de << sirviente >> o << criado >> .... Pero la cruda realidad era aquella .
En mitad del puerto , a lo largo de dos de los terraplenes triangulares , las operaciones de carga y descarga  se veían aliviadas por otros tantos ingeniesos  artefactos - a manera de grúas -, a los que me aproximé  con curiosidad . Los responsables del trafico comercial habían excabado sendos canalillos  paralelos en la superficie  de roca basáltica de cada uno de los muelles  . Unas plataformas  de madera de dos metros de anchura  , provistas de ruedas , circulaban por las rústicas << guías >> , cubriendo así los quince metros de longitud  de cada terraplén . Sobre las planchas habían sido claveteados  unos trípodes - también en madera -, de 1,50 metros de altura , que servían de punto de apoyo a sendas << plumas >> de metal , en cuyos extremos oscilaban unas herrumbosas y chirriantes carruchas de hierro de 30 o 40 centímetros de diámetro . Por este procedimiento , bajo la supervisión de los capataces  o de los propietarios  de las embarcaciones  , varios esclavos o am-ha- arez jalaban o arriaban los bultos  más pesados  hasta depositarlos en el suelo del atraque o en el fondo de las barcas .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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