sábado, 21 de noviembre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 20 de abril , jueves ( 14 )

Durante unos instantes , inmóvil sobre el último tramo de las empinadas escaleras , dudé . Todas mis alertas mentales entraron en acción . Si los escritos de Juan , el evangelista  , no estaban equivocados  , la primera de las apariciones de Jesús en el lago debería  producirse << despues de una noche de estéril pesca >> . ¿ Estaba asistiendo a los prolegómenos de dicho acontecimiento ? Un cosquilleo estremecedor - señal inequívoca  de que << algo >> muy especial se cernía  dobre el lugar - me recorrió el vientre . A partir de entonces debería mantenerme con los ojos bien abiertos ...
Al principio mis escasos conocimientos sobre navegación  y pesca en general fueron un duro lastre . Me vi obligado a formular un sinfín de cuestiones , muchas de ellas  tan elementales que hubieran despertado la risa de los mismísimos hijos de los pescadores y marineros del yam . Por fortuna , no todos los discípulos  eran tan secos como Pedro . Y a ellos recurrí una y otra vez.
La mayoría de los íntimos  , como iba diciendo , se despojó de las vestiduras y del calzado , que quedaron amontonados en la orilla , permaneciendo en saq o taparrabo o , como mucho , con la túnica recogida y enrollada a la cintura .
En perfecta coordinación , los sais o jefes de cuadrilla - Pedro por un lado y Santiago el Zebedeo por otro - fueron impartiendo las órdenes oportunas . ( Innecesarias , a mi modo de ver , ya que cada cual parecía saber muy bien su cometido . ) Así , una vez repartidas las provisiones y el agua en las dos embarcaciones  que flotaban a corta distancia  de la orilla , Juan y Andrés se hicieron cargo de los cubos con el putrefacto pascado y , tras volcarlos en la negra arena , tomaron sendas piedras , iniciando una sistemática trituración de los peces . La pestilente y sanguinolenta carnaza era mezclada con arena húmeda , formando unas << bolas >> que terminaban en el fondo de los cubos . Al mismo tiempo - bajo la atenta mirada de Santiago  - Felipe , Tomás , Mateo Leví y Natanael ( Bartolomé ) se distribuyeron a uno y otro lado de una larga red que yacía extendida  sobre los guijarros . Y con suma celeridad  y precisión comenzaron a plegarla . Por las explicaciones del Zebedeo y por lo que deduje poco después , al verlos maniobrar , aquel aparejo - de unos 150 metros de longitud - actuaba  como una red de arrastre .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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