Y tomando la cesta de las provisiones la levantó sonriente y feliz , mostrándola a los presentes . Los niños , alborozados , se precipitaron sobre la canasta , intentando averiguar su contenido . Pero Juan , en tono severo , los contuvo . No tuve valor para deshacer el malentendido y , resignado, esbocé una sonrisa de circunstancias . La iniciativa del impulsivo Juan me había salvado de las inquisidoras preguntas de su hermano , al menos de momento . A cambio , nuestras reservas alimenticias << volaron >>.
Santiago regresó al interior de la estancia y , aprovechando su ausencia , me interesé por el resto del grupo . La explicación , en el fondo , era muy simple . Él y su hermano se habían adelantado . Los demás llegarían a Saidan al anochecer . Atendiendo los deseos de los gemelos , cuya familia residía muy cerca de Kursi ( Gerasa ) , los íntimos de Jesús habían hecho un alto en el camino . Con gran excitación , Juan resumió el peregrinaje de los once por el Jordán durante aquellas tres jornadas , aludiendo a las numerosas paradas que se vieron obligados a efectuar , con el fin de satisfacer las preguntas de las gentes en torno a las noticias sobre la pretendida resurrección del Maestro . Pedro , en especial , fue el más ardiente , vaciándose en discursos que conmovieron a las secillas poblaciones de la ribera del bajo Jordán . Eran , como ya anuncié , los primeros signos de lo que , meses más tarde , terminaría por fraguar en una << jefatura >> , tácitamente aceptada por el flamante << colegio apostólico >>.
Satisfecho parte de mi interés , le expliqué que los negocios - como ya anunciara al grupo en el camino de Betania - me había arrastrado hasta la costa norte del yam y que , una vez culminados , si mi presencia no era causa de incomodidad tenía el propósito de acompañarlos , tomándome así unos días de descanso . Juan se mostró encantado , rogándome que supiera comprender y perdonar la desolación que en aquellos instantes se cernía sobre su familia . El estado de salud de su padre no era bueno y esto les tenía preocupados . Le recordé mi condición de médico y , sin meditarlo suficientemente , le animé a que me permitiera examinarle . Dicho y hecho.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
Santiago regresó al interior de la estancia y , aprovechando su ausencia , me interesé por el resto del grupo . La explicación , en el fondo , era muy simple . Él y su hermano se habían adelantado . Los demás llegarían a Saidan al anochecer . Atendiendo los deseos de los gemelos , cuya familia residía muy cerca de Kursi ( Gerasa ) , los íntimos de Jesús habían hecho un alto en el camino . Con gran excitación , Juan resumió el peregrinaje de los once por el Jordán durante aquellas tres jornadas , aludiendo a las numerosas paradas que se vieron obligados a efectuar , con el fin de satisfacer las preguntas de las gentes en torno a las noticias sobre la pretendida resurrección del Maestro . Pedro , en especial , fue el más ardiente , vaciándose en discursos que conmovieron a las secillas poblaciones de la ribera del bajo Jordán . Eran , como ya anuncié , los primeros signos de lo que , meses más tarde , terminaría por fraguar en una << jefatura >> , tácitamente aceptada por el flamante << colegio apostólico >>.
Satisfecho parte de mi interés , le expliqué que los negocios - como ya anunciara al grupo en el camino de Betania - me había arrastrado hasta la costa norte del yam y que , una vez culminados , si mi presencia no era causa de incomodidad tenía el propósito de acompañarlos , tomándome así unos días de descanso . Juan se mostró encantado , rogándome que supiera comprender y perdonar la desolación que en aquellos instantes se cernía sobre su familia . El estado de salud de su padre no era bueno y esto les tenía preocupados . Le recordé mi condición de médico y , sin meditarlo suficientemente , le animé a que me permitiera examinarle . Dicho y hecho.
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez
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