sábado, 31 de octubre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 17 de abril , lunes ( 11 )

la casi totalidad del grupo , a excepción de Tomás y Mateo Leví , recogió y enrollo sus túnicas a la cintura , << apretándose los riñones >>. La sabia expresión de Lucas estaba plenamente justificada , De esta forma , las holgadas prendas de lana o lino no entorpecían el paso del caminante  . Me situé al lado de Juan y , discretamente  , le pregunté por qué Mateo y el mellizo no disponían sus chaluk como el resto . El Zebedeo sonrió maliciosamente . Las razones de uno y otro no podían ser más opuestas . La de Leví me pareció lógica . En su faja descansaba el dinero de todos . En caso de necesidad , el acceso a la bolsa debia ser rápido y sin entorpecimientos .
- En cuanto a Tomás - susurró Juan , haciendo un gesto en dirección a María Marcos -, lo hará en seguida ...
Comprendí la velada alusión . La aversión del galileo por las mujeres llegaba a estos extremos . Lo que no sabía entonces era la caua de tal misoginia o aborrecimiento del sexo femenino .
Y a eso de las 04 horas y 30 minutos , el parlanchín y desenfadado Felipe procedió a la última revista . La idea del próximo retorno a sus hogares lasm había devuelto parte del perdido buen humor . Al encararse con Santiago Alfeo , el intendente refunfuñó . Golpeó cariñosamente la vacía vaina de madera que emergía por debajo dem la hagorah , o ancha faja , que hacía las veces de ceñidor , interrogando al despistado gemelo . El dócil pescador hizo ademán de soltar el saco de los víveres , con el fin de recuperar el olvidado gladius . Pero el voluntarioso Juan Marcos se adelantó , precipitándose hacia el piso superior . No me cansaré de insistir en ello . Aunque parezca un contra sentido , en aquellos tiempos la totalidad de los íntimos portaba bajo los ropones sendas espadas . Unas espadas que jamás abandonaban . Desconozco si eran duchos en su manejo - probablemente no demasiado -, pero a fe mía que , al verles armados , uno experimentaba una desapacible sensación . ¡ Qué confundidos están los cristianos y creyentes respecto a esos hombres !
Últimada la inspección , los galileos - de acuerdo a su costumbres y arraigada fe religiosa - entonaron el Oye , Israel . El cántico se elevó recio y compacto hacia las últimas estrellas de Jerusalén . En sus corazones , la derrotada esperanza en el reino brotaba de nuevo , pujante e incontenible .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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