sábado, 31 de octubre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 17 de abril , lunes ( 15 )

Se detubieron bajo el portalón . Y allí , de  entre los mendigos , lisiados y vagabundos que dormitaban al amparo de los grandes sillares  , se destacó un individuo . Parlamentaron brevemente y a continiación reanudaron el paso . El sexto hombre se unió al grupo y , con grandes prisas , se alejaron de la muralla en dirección al viaducto que salvaba la torrentera del Cedrón . El impecable puente - a cuarenta metros sobre el valle . marcaba el nacimiento de uno de los senderos que llevaba a la aldea de betania , al este de Jerusalén .
Quizá fue el instinto . El caso es que , al verlos tomar aquella ruta  , experimenté un cierto desasosiego . Guardé las distancias , maldiciendo mi mala estrella . Aquella media docena de judíos ocupaba la casi totalidad de la calzada , obstaculizando mi avance . Para adelantarlos  - dado el vigoroso ritmo que imprimian a su paso - habría tenido que hacerlo a la carrera . Francamente , no me pareció muy sensato . Así que , resignado , me orille , manteniéndome a la expectativa . Como digo , aquel grupo tenía << algo >> especial . << Algo >> que no encajaba . No portaban bultos , ni tampoco los t´picos y casi obligados bastones de peregrinos . Sus prisas , además , no resultaban normales . De vez en cuando agitaban los brazos - como si discutieran -, señalando , ora en dirección a los cerros de Moab , en el este , ora al fondo del camino .
Nos cruzamos con una pareja de felah , o campesinos , arropados en gruesos capotes de lana , que arreaban uno de aquellos altos y gallardos asnos << mascate >> , de pelo blanco grisáceo y largas orejas , cargado hasta los topes de legumbres y cimbreantes gavillas de sarmientos . Al aproximarse al pelotón , el felah que marchaba en cabeza reaccionó de manera peculiar . Jujetó la bestia , que inmovilizó , al tiempo que , sumiso y respetuoso , inclinaba la cabeza al paso de los judíos . Aquel gesto me dejó perplejo . Los individuos prosiguieron , casi sin reparar en los campesinos . Pero de pronto , uno de ellos dió media vuelta y , volviendo sobre sus pasos , preguntó algo al que sujetaba las riendas . La claridad del nuevo día  empezaba a despuntar sobre los lejanos cerros del desierto de Judá
Autor :J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto