miércoles, 28 de octubre de 2015

Caballo de Troya - Tomo 3 - Las aventuras del autor para encontrar el Diario del Mayor - España

En lo má íntimo, lom sabía y esperaba . El incidente en el museo de la Medicina Antigua de Israel , a pesar de mi escapada , continuaba coleando y salpicando  . La Inteligencia judía nunca olvida  . De ahí que las semanas siguientes a mi vuelta a España no fueron todo lo apacibles y descansadas que hubiera necesitado .
La carta - con el pergamino - llegó a mi poder a los ocho días de haber sido depositada en el buzón de Jerusalén . Constituyó un enorme alivio que , sin embargo , se vio empañado por una significativa y alarmante llamada telefónica .
En la mañana de aquel lunes , 15 de diciembre de 1986 , pocos minutos después de recibir el amuleto , el primer secretario de la embajada israelí en Madrid se ponía en contacto co este aterrorizado periodista . Fue una conversacióntan exigua como angustiosa , en la que apenas acerté a construir una frase coherente . Hábil y prudente , después de varios lisonjeros circunloquios , fue derecho al grano :
- ¿ Le entregaron un amuleto muy antiguo en el museo de la Medicina de Jerusalén ?
No recuerdo bien la respuesta , pero ,  por supuesto , no se ajustó a la verdad . la advertencia - sutil y generosa ,  pero advertencia al fin y al cabo - fue como un tiro de gracia . De cara a los israelitas me hallaba marcado para siempre .
Fotocopié el texto hebreo del pergamino y , de acuerdo con lo pactado conmigo mismo , me apresuré a ejecutar la segunda de las fases de la ya referida maniobra de restitución del documento . Lo introduje en un nuevo sobre y éste , a su vez, en otro que , urgente y certificado , partió esa misma tarde  del lunes hacia la República Federal de Alemania . Dos entrañables  amigas , cuya identidad no puedo desvelar , se encargarían de la trecera y última operación: el fulminante envío del << cuerpo del delito >> a sus legítimos propietarios , en la calle Straus de Jerusalén . la misiva aterrizó en Alemania  en los dos días próximos a la Navidad . Y mi escueta  petición fue cumplimentada fiel y diligentemente . A las pocas horas , el anónimo lacrado sobre con el pergamino partía de Munich , rumbo a Israel . Mis adorables amigas no hicieron preguntas , limitándose a telefonear a mi domicilio , confirmando - en clave - que la misteriosa carta volaba ya hacia su destino final .
Por seguridad , dado que mi teléfono no ofrece demasiadas garantías , yo había transmitido a las germanas una especie de santo y seña que , una vez culminada la miniobra , debería anunciarme lisa y escuetamente  . Y así fue , gracias a Dios .
El mismo 25 de diciembre , al anochecer , con la oportunísima  excusa de felicitarnos las Pascuas , Jenny ma hablo así desde Alemania  Occidental :
- Tia Margarita está mejor ...
Salté de alegría .
- ¿ Estas segura ?
- Sí - remachó , rotunda -, Tía Margarita se encuentra mejor . Mucho mejor.
La aventura - eso espero y deseo - acabaría con dos atentas y significativas cartas de Samuel S . Kottek , el médica que me acompañó en la visita al citado museo , de tan triste recuerdo . La primera , con fecha 7 de diciembre . La última , escrita el 5 de enero de 1987 . Ambas incluidas en el presente trabajo . Ambas hablaban por sí solas .
Autor : J.J.Benitez
Una brazo
Antonio martinez

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