sábado, 31 de octubre de 2015

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 3 - 17 de abril , lunes ( 12 )

La familia de Marcos se unió a la plegaria  y yo , respetuosamente , como pagano , me retiré a uno de los ángulos  del patio . Mi propósito era unirme a la expedición hasta la cercana Betania  o sus inmediaciones . Desde allí emprendería  el ascenso a la cumbre del Olivete y me reuniría con mi hermano . El hecho de abandonar la Ciudad Santa  en compañía me tranquilizó .
La despedida fue parca en palabras . Elías , su esposa , el benjamín de la casa y los sirvientes  correspondieron a los entrañables besos  , y , sin más , los once fueron desfilando hacia el portón de salida . Intencionadamente me quedé rezagado . Mi gratitud hacia los anfitriones era tan sincera como ilimitada .
- Y tú , Jasón , ¿ También nos dejas ?
El tono de Elías , apagado y entristecido , me hizo titubear . No sabía qué decirles . Asentí con la cabeza y , cuando me disponía a abrazarlos , Juan Marcos , acurrucado hasta esos momentos  entre los brazos de su madre , estalló en un amargo llanto . Entre hipos , suplicó a sus padres que le autorizaran a unirse a los << amigos de Jesús >> . Como pudo , aferrado a María  , les recordó que él también deseaba ver al Maestro . Elías y yo nos miramos enternecidos . La madre acarició los cabellos  del adolescente  en un vano intento por persuadirle . El muchacho arreció en sus lágrimas  y lamentos , pataleando con furia . Fue inútil . El dueño de la casa , impaciente , zanjó la escena con un imperativo << Banim!>( ¡ Niño ! ) . Y marcando con el dedo la dirección de sus aposentos , le obligó a retirarse .
Una vez más , por puro compromiso , prometí regresar a Jerusalén en cuanto me fuera posible . Elías se resignó , admitiendo que << la mano de Dios , bendito sea su nombre , me había llevado hasta su hogar y que , a pesar de mis negocios en Galilea , ese mismo poder divino me devolvería a la Ciudad Santa >>. No se equivocó . Lamentablemente , sus días estaban contados y ya no volvería a verle .
En el umbral de la puerta me recomendó que no dejara de visitar a un viejo amigo suyo - un tal Muraschu -.judío helenizado y honrado monopolei , asentado en la ciudad de Teverya ( Tiberíades ).
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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