miércoles, 21 de octubre de 2015

Caballo de Troya - Tomo 3 - Las aventuras del autor para encontrar el Diario del Mayor - Israel - ( 89 )

Al acceder al primer taxi libre que acertó a pasar , dudé .¿ Me dirigía al hotel o daba un rodeo por las calles adyacentes ? Si el mercedes - como sospechaba - pertenecía a la Inteligencia judía , no tardaría en everiguarlo . Por otra parte , solicitar del conductor que despistara al potente automóvil se me antojó arriesgado . Lo prudente era retornar al Moriah . Intencionadamente , me senté al lado del chófer . espiando las maniobras de los hipotéticos agentes por el espejo retrovisor . En efecto , nada más arrancar , el gordinflón del periódico se coló de rondón en el Mercedes , que fue a posicionarse - camuflado en el flujo de coches - a poco más de cincuenta metros por detrás de nuestro turismo .
Quince minitos después , frente a las puertas amarillas del hotel , simulé un enexistente regateo con el taxista . Me explico . Para un observador exterior , mis gesticulaciones y braceos - shekels en mano - podían ser interpretados como un rutinario << forcejeo crematístico >>, tan común entre los turistas avisados  y los profesionales del taxi en Israel . En realidad , la conversación discurría  por derroteros muy distintos . La escusa de la traducción al inglés de las palabras hebreas que había cazado al vuelo en el despacho dem la funcionaria  me vino al pelo para demorar la salida del taxi , disponiendo así de un tiempo precioso en el que poder observar las evoluciones del Mercedes . El Chofer agradeció la propina y la posibilidad de quebrar la monotonía  de la mañana , orestándome  , como digo , un estimable servicio . En ese lapsus , a caballo entre el retrovisor y las prolijas explicaciones de mi oportuno traductor , comprobé con un malvado regicijo cómo mis perseguidores frenaban la marcha  . Dudaron dos o tres segundos y , convencidos de que me disponía  a ingresar en el hotel , giraron a su izquierda , enfilando la rampa de acceso al aparcamiento subterráneo del Moriah, Ése , en el fondo , fue su error . Si mis intenciones hubieran sido otras podría haberlos despistados , bien alejándome de la zona  en el mismo taxi  o sirviéndome de cualquiera de los autobuses  que tienen su parada frente al edificio del hotel , a ambos lados de la calzada . Pero , de momento , mi objetivo no era ese .
Ardía en deseos de sentarme tranquila y sosegadamente y proceder a un eshaustivo análisis dem lo que había descibierto en el Ministerio de Turismo .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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