domingo, 13 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 26 de abril , miércoles ( 73 )

En estimación de Santiago y Jacobo - principales informantes de esta secuencia - , Jesús  volvió a sufrir  ante la nueva y tentadora proposición . Meditó despacio y , << tras retirarse a consultar con su Padre de los cielos  >> , respondió a los embajadores  de la cultura judía  en Alejandría  con una frase que no esperaban : << Mi hora no ha llegado aún . >> Y confusos , momentos antes de partir , trataron de compensar el tiempo perdido por el Galileo con una suculenta bolsa . El Maestro  la rechazó igualmente , añadiendo : << La casa de José nunca aceptó limosnas . No podemos comer el pan ajeno mientras yo tenga buenos brazos y mis hermanos puedan trabajar . >>
Y muy pronto , la quinta tentación descansó en el olvido . María y sus hijos , sin embargo , no comprendieron  el porqué de la renuncia . Y durante un tiempo la polémica  volvió a instalarse  en el hogar de Nazaret  . ¿ Qué pretendía  aquel extraño primogénito de veinticuatro años  , que se atrevía  a rehusar lo que la mayoría  hubiera estimado como la culminación de una vida ? La Señora recordaba  su estancia en la bella ciudad egipcia y fue la más ardiente  defensora  del traslado . Empeño estéril . Jesús guardaba silencio y continuaba  sus labores  , aparentemente grises , como modesto jefe de un casi perdido almacén de aprovisionamiento . Y los últimos seis meses  de aquel año 18 transcurrieron en paz , con el único sobresalto de la noticia proporcionada en secreto por Santiago .
- Yo había cumplido veinte años - expuso el dueño de la casa ante la nostálgica mirada de su madre - y estimé que aquel mes de diciembre era el momento oportuno para hablarlen de mis proyectos . Sabiendo de las inquietudes de mi hermano y de sus repentinos y dilatados viajes no quise arriesgarme a esperar . Tuve entonces una conversación privada y le manifesté mi deseo de casarme ..
A pesar de los doce años transcurridos desde la referida y secreta entrevista con Jesús  conservaba en la piedra de su memoria hasta el último detalle  . Y como buen cantero cinceló la escena con los golpes justos :
- Mi Hermano palideció . Su luminosa percepción en asuntos de peso cojeaba y aparecía distraido en los negocios caseros . Ni por un momento imaginó que yo podía estar enamorado .
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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