lunes, 21 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - El Diario ( 1 )

<<  - ¡ Enterrados !...
David , el anciano sirviente , comprendió lo inutil de sus gritos y lamentos . Ismael, el saduceo - implacable y sin entrañas -, había ejecutado parte de su diabólico plan.
- ¡ Enterrados vivos ! - gimió mi acompañante , dejándose caer sobre los peldaños  que conducían a la gruta .
Y este torpe explorador  , con las palmas de las manos fundidas a la áspera muela  que acababa de ser removida por el sacerdote , se quedó en blanco . Por primera vez en aquella intensa odisea por las tierras de Palestina un terror desconocido me paralizó . ¿ Qué fue lo que me doblegó ? Ni siquiera ahora , al ordenar los recuerdos , consigo despejarlo . Quizá fuera el pavor del criado - más consciente que yo de la crítica situación - lo que me contagió . Quizá también - y no fue poco - el dramático hecho de hallarme desarmado y sin la menor posibilidad de recurrir a la vital << vara de Moisés >> . A buen seguro , los dispositivos de defensa me habrían ahorradolos angustiosos instantes que se avecinaban .
¿ Cuánto tiempo transcurrió ? Imposible calcularlo . Una y otra vez , la escasa lucidez de quien esto escribe bregó por ponerse en pie . Finalmente la vi apagarse , desapareciendo . Hoy creo intuir lo ocurridom . Y me estremezco .
Habíamos sido enterrados para casi todo , menos para un ataque de ansiedad aguda  . Porque de eso se trataba .
Aquella súbita y demoledora emoción - aquel pánico - anuló todo resto de pensamiento racional . Y la Operación - ¡ Dios Santo ! - se tambaleó en el filo de un precipicio .
Petrificado frente a la roca  , ajeno al convulsivo llanto se Davíd , en uno de los escasos destellos de cordura , comprobé  con desolación cómo la fuerza muscular no respondía  . Y fui presa de una debilidad motora generalizada . El vértigo me hizo esperar . traté de aferrarme  a la piedra . Pero las manos temblaron , incapaces de obedecer . Y un sudor denso precedió a la inevitable taquicardia . Creí morir  . Un punzante dolor precordial fue el último aviso . Y en mitad de la negrura de los pulmones fallaron y el organismo entró en un peligroso proceso de alcalosis respiratoría secundaria
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

puede comentar todas las personas que lo deseen , con educación y respeto