domingo, 20 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 27 de abril , jueves ( 13 )

Creí que se refería al informe sobre Jesús y su familia . Se escudó en el << muchotrabajo surgido en las últimas horas >>, prometiendo ultimarlo para la cena .
- Tendrás tu arpa - aclaró , sacándome del error - , incluso , si lo deseas , podrás disponer de ella ahora mismo...
¡ Cuán sutil es el Destino ! Sus dedos terminan enredándose siempre en las ruedas de nuestros carros ...
La inesperada y grata noticia vino a neutralizar la hiel de la ejecución . Poder contemplar y tener en mis manos  el instrumento musical que había solazado al joven Jesús me compensaba , con creces , de tanta tragedia .
Y próxima ya la << quinta >> ( las once de la mañana ), este explorador , precedido por el saduceo , se refugió en el hall de piedra travertina . Por consejo de Ismael me descancé y entregué el manto a uno de los criados . Y al observar mi túnica , desmayada por el diluvio , me aconsejó que me desprendiera de ella . Dudé . Pero , ante su insistencia y el lamentable estado de la vestimenta , opté por obedecer .
- Antes de que apueremos la primera jarra - terció relamiéndose - estará seca . No temas . Ésta es una casa honrada ...
Y un segundo sirviente , tan silencioso como el primero , se hizo con la túnica , facilitándome una especie de sábana de lino . A pesar de la << piel de serpiente >> , el contacto con el cálido lienzo me reconfortó . Y amarrando la bolsa de hule a la << vara de Moisés >> me fui tras los pasos del sacerdote . Tanta amabilidad , lo confieso , me dejó confuso.
Ceremonioso me invitó a tomar asiento sobre los almohadones de la lujosa estancia de pareces de bronce . Y cuando me disponía a cumplir su voluntad , haciendo una señal al criado que cargaba  con mi chorreante túnica  , le indicó el cayado que continiaba en mi poder . Presto , disculpándose por el descuido , se acercó al bastón . Instintivamente me resistí . Pero en décimas de segundo , comprendiendo que una negativa hubiera extrañado al astuto saduceo , aflojé la presión de mis dedos , entregándoselo.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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