lunes, 28 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 5 - El Diario ( 27 )

Las dos puertas de la sinagoga , a la izquierda , no presentaban alteración . Seguían clausuradas . La única señal de vida en equel extremo del cuadro corría a cargo de un chorro de agua , grueso como un puño , que huía por un canalón abierto en el terrado . De vez en cuando , en su precipitación , arrancaba destellos a los grises sillares del betusto edificio.
Al fondo , por detras de la construcción , a medio centenar de pasos , la aldea , como dormida , parecía ausente y ajena a tanta tribulación . Una vez más me equivocaba .
Había llegado la hora . No podía soportar aquella incertidumbre ni un minuto más . En cuanto al sacerdote y demás inquilinos de la vivienda de la vivienda , algo se me ocurriría sobre la marcha .
Y con paso enérgico salvé la distancia que me separaba de la entrada , penetrando en el hall como un tornado.
Pero la estancia se hallaba igualmente desierta . Agucé los sentidos . En alguna parte , alguien gimoteaba .
Y sin poder evitarlo , varias descargas de adrenalina tensaron el furor que había entrado conmigo . La presión arterial se elevó y el corazón , reforzado , tiró de mí como un ariete . No sé qué hubiera sido del saduceo si alcanzo a cruzarme con él en esos momentos de descontrol .
Y sin rozar siquiera el pulido suelo de piedra travertina , fui a caer como un tigre en la siguiente sala .
Y allí , entre las refulgentes paredes de bronce , asistí a una escena que , por un lado , me habría encantado protagonizar y , por otro , vendría a calmar mi justificada pero poco recomendable ira .
Jacobo , el albañil , giró la cabeza sobresaltado . Y al identificarme palideció.
Su mano izquierda sostenía una ancha espada de doble filo - un gladius - , con la punta encelada en la garganta de un individuo lloriqueante y derribado junto a la lujosa mesa de madera de limonero.
En un primer momento no reparé en la identidad del sujeto . Tenía el rostro vuelto hacia una de las memorah ( el candelabro sagrado de siete brazos ) incrustada en las plancgas . Fue su ginecomastia ( anormal volumen de las mamas ) , oscilando arriba y abajo a cada convulsa respiración , lo que trajo a mi mente el nombre del odiado Ismael. No había duda .
Autor : J.J.benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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