martes, 8 de marzo de 2016

Caballo de Troya - El Diario del Mayor - Tomo 4 - El Diario , 26 de abril , miércoles ( 54 )

Ultimada una primera y elemental cura de urgencia - a base de suaves compresiones con un pequeño lienzo - solicité de Ruth algo más complejo y comprometido : nieve o en su defecto , agua fría  y algunas porciones de << meliloto >> o << caléndula >> .  Cualquiera de estas plantas - muy abundantes en la región - podía sustituir , con cierto exito , a nuestros actuales antiinflamatorios .
La pelirroja dudó . Las plantas medicinales - siguiendo las orientaciones de la propia SEñora  - no eran difíciles de localizar . El problema lo constituyó la nieve  . Y muy a mi pesar , la familia , congregada a nuestro alrededor  y atenta a cada uno de mis movimientos  , se enfrascó en una nueva  y ácida discusión  . Me arrepentí de haber mencionado el dichoso hielo . Un << lujo >> de aquellas características - transportado generalmente desde las cumbres del Hermón - sólo podía  hallarse  , con suerte , en la surtida despensa del saduceo o en la no menos peligrosa guarida de Heqet , el posadero . Traté de mediar en la cuestión , argumentando que los lienzos podían ser empapados en agua fresca  o a la temperatura ambiente  . Fue inútil . Miriam , deseando lo mejor para su madre , se hizo con la voluntad general , planificando la búsquedad . Ruth bajaría al pueblo y regresaría con las plantas . En cuanto a la nieve , el litigio , para sorpresa de los hombres , pasó a la órbita femenina  . Esta y Miriam  darían los pasos oportunos  . La resuenta decisión de la hija mayor , calco casi perfecto de la Señora  , dejó sin armas a los galileos  . Uno y otro sabían de las << malas pulgas >> y de la audacia de la mujer . Y estimando que la petición de un puñado de nieve  no tenía por qué significar una batalla campal cedieron inteligentemente . Y las tres abandonaron la casa . Por su parte , Jacobo y Santiago , obedeciendo a Rebeca , reunieron a la revoltosa prole , haciéndola desfilar hacia el patio . El ocaso no tardaría en pregonar sombras  y María  , previsora , intuyendo una noche larga y cuajada , recomendó a sus hijos que fueran organizando las cenas de los más pequeños  . Y quien esto escribe lamentó no disponer de su << farmacia de campaña >>. Una dosis de cualquiera  de los analgesicos hubiera aliviado sus dolores y , sobre todo , habría evitado aquel inquietante éxodo . Ojalá mi voluntario error no fuera causa de males mayores . Y la Señora , extrañamente sumisa , acató - de momento - la orden del << entrometido griego >> ; reposo absoluto . Su lengua , en cambio , no tardó en zascandilear . Y su pregunta - recta como su corazón - volvió a enredarme.
Autor : J.J.Benitez
Un abrazo
Antonio Martinez

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